"Era más fácil ganar una etapa del Tour que de la Vuelta a Asturias"
MADRID, 20 Nov. (EUROPA PRESS) -
El exciclista español del Reynolds Ángel Arroyo, subcampeón del Tour de 1983, afirmó que en la década de los ochenta los ciclistas no tenían "ni puñetera idea de correr" y que cuando atacaban se "cavaban la tumba", así como que era más fácil ganar una etapa en la Vuelta a Asturias que en la ronda francesa.
"Cuando yo empecé tenía todo en contra. No me metieron a un manicomio porque no había. Yo era profesional. A raíz de la Vuelta a España 1982 me dijeron: 'Éste no es un arroyo, es un río'. La historia es una mentira a veces. La misma historia que contamos, los años la van borrando. Yo tengo buena memoria, hay cosas del pasado que siempre las recuerdo", sentenció en los Desayunos Deportivos de Europa Press patrocinados por Liberbank, Loterías y Apuestas del Estado (LAE) y Repsol.
En una mala época para el ciclismo español, Arroyo debutó, junto con Pedro 'Perico' Delgado, con el Reynolds en el Tour de Francia del 83, quedando segundo en la general tras el francés Laurent Fignon. "En la primera concentración, en el 82 cuando fuimos a Candanchú, llegó Chico Pérez y nos dijo si queríamos ir al Tour de Francia. Nos quedamos un poco sorprendidos y fuimos después de la Vuelta a España", relató.
"La crono (por equipos, de 100 kilómetros) del Tour de Francia de ese año la verdad que fue una paliza grandísima. Era el ciclismo que había en los 80. Yo siempre dije que no teníamos ni puñetera idea de correr, atacábamos y nos cavábamos la tumba. Sobre todo, en las grandes vueltas como el Tour. Si tienes gas, hay que darlo. El primer y segundo año me parecía mas fácil ganar una etapa del Tour que de la Vuelta a Asturias", comentó.
En ese mismo año, durante el Tour, el corredor de El Barraco (Ávila), la tierra de José María 'Chava' Jiménez y Carlos Sastre, sufrió un contratiempo al tomar un "batido en mal estado" en la etapa del Glandón. "A mí me gustaba empezar despacito, llegó un momento que no iba, que me quedé, y me pasaron los coches por delante, y yo pensaba que me iba a quedar ahí tirado", relató.
"Hernández Úbeda me dijo 'venga', y después vino un grupo y empecé a
oxigenarme. Yo les decía que todavía podíamos llegar en cabeza. Empezamos a bajar el Glandón, con unos lagrimones en los ojos, yo me veía cerca de quedarme ahí colgado. Ahí, como una presa, llegamos, arranqué para arriba y empecé a pasar a gente", explicó.
El abulense, que colgó la bicicleta en el 89, es autónomo desde entonces y quiso recalcar sus derechos como trabajador "desprotegido". "Es importante recordar qué hacemos cuando dejamos la bicicleta. Nosotros solo tenemos derecho a pagar. Somos 3 millones de autónomos. Yo tengo 5 empleados, así que cinco autónomos más. Y nos tienen un poquito asfixiados, que quede claro: soy exciclista y autónomo", afirmó.