Luis Enrique, tras vaciarse como Guardiola, se va con gran palmarés y menor porcentaje de éxito

Luis Enrique (Barcelona)
FCB
Actualizado: domingo, 28 mayo 2017 0:10


BARCELONA, 28 May. (EUROPA PRESS) -

Luis Enrique Martínez García, nacido en Gijón el 8 de mayo de 1970, ha disputado ya su último partido como entrenador del FC Barcelona tras anunciar el 1 de marzo que dejaría a final de temporada un banquillo que cogió en verano de 2014 debido al desgaste de su trabajo y a no tener apenas tiempo de descansar, pese a que ha ganado 9 títulos de 13 posibles en sus tres campañas y se ha acercado en porcentaje de éxito al mejor Barça de la historia.

Y es que el adiós de Luis Enrique dejó varias similitudes con el de Pep Guardiola, quien aguantó una temporada más, hasta cuatro, antes de sentirse vacío de energía y optar por un año sabático. El de Santpedor conquistó 14 de 19 títulos, un 73,68% de éxito sin igual con anterioridad y, además, marcando una época con un estilo de juego dominador y ofensivo.

Luis Enrique, todo carácter, se va finalmente con un 69,23%, aunque ha perdido en la última jornada LaLiga Santander en beneficio del Real Madrid y, en la Liga de Campeones, pese a remontar un 4-0 adverso ante el PSG en octavos de final con el 6-2 histórico en el Camp Nou, no superó a la Juventus en los cuartos de final tras perder también 3-0 en Turín y no pasar del empate a cero en la vuelta.

Su regreso hace apenas tres años a un club por el que ya había pasado con éxito como jugador, ganándose el corazón de los culés pese a venir del Real Madrid, y como técnico del filial, hizo prolongar el camino de éxitos de predecesores con carrera similar como Guardiola o el fallecido Tito Vilanova. No obstante, la pérdida de entidad y su poco interés por el legado futbolístico, además de perder los dos títulos grandes esta temporada, ha hecho bajar algo el 'suflé'.

Hombre de carácter duro, luchador, de rabia y entrega infinitas como jugador, aportó savia nueva al banquillo blaugrana además de todas estas características para intentar cambiar el rumbo de un equipo de enorme calidad pero que, antes de su llegada, se había quedado en blanco en cuanto a títulos grandes con síntomas de cansancio, fatiga e incluso apatía, sin hambre de ganar.

Nacido en Gijón, Asturias, y criado futbolísticamente en la escuela sportinguista de Mareo tras iniciarse en el fútbol sala, se ha tenido que ganar siempre un lugar allá donde ha estado, y lo ha logrado. Se tuvo que ir de Mareo, pero su lucha en el CD La Braña le hizo ganarse un billete de vuelta al Sporting, primero al filial y luego al primer equipo. Tampoco cuajó en el Real Madrid, su primer gran club, pero hizo callar bocas antes de irse al eterno rival, un FC Barcelona en donde se convirtió en ídolo.

En su tercera etapa en Can Barça ha devuelto, parcialmente, al equipo a la élite. Con su carácter ganador, su pundonor y el no rendirse nunca, el ir a pelear cada balón hasta el final. Un cambio de rumbo, aunque con el mismo estilo ofensivo y de toque, de presión alta, sin regalar un balón y defenderse con la posesión, que no obstante ha ido virando hasta ser un estilo desconocido para muchos de los que idolatraban a Guardiola y Vilanova.

Además, su relación con la prensa ha ido cobrando protagonismo a medida que se evidenciaba la incomodidad del técnico asturiano en sus comparecencias. Sin entrevistas, con la única excepción de los medios oficiales del club, y ruedas de prensa cada vez más tensas y con respuestas rozando, para algunos, la mala educación se labró una enemistad con parte del entorno blaugrana. El otro, y la mayor parte de la afición, parece defenderle hasta el final de su camino, el 30 de junio de 2017.

Igual como era como jugador lo es como entrenador. Su debut en el filial blaugrana, donde sustituyó a Pep Guardiola, llamó la atención de la AS Roma de la Serie A italiana, que le fichó en verano de 2011. No le fue bien, eliminado en la previa de la Europa League y séptimo en Liga, lo que hizo que el club rescindiera su contrato.

Tras este episodio, Luis Enrique optó por alejarse momentáneamente de los banquillos y convertirse en 'iron man', dedicándose a deportes extremos y a practicar el ciclismo, otra de sus pasiones, pero en junio de 2013 decidió volver a los banquillos de la mano del Celta de Vigo, con quien finalizó octavo en la Liga BBVA con un gran final de temporada, en que eludió sin problemas el descenso. Hasta emprender la gran aventura con un FC Barcelona en el que se ha convertido en uno de los técnicos más laureados de la historia.

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