MADRID, 6 DE AGOSTO (EDIZIONES)
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Ya lo decía Carlos Gardel en el tango “Volver”. Y si 20 años no es nada, menos son 19. Los que ha tardado en volver River Plate en volver a ganar la Copa Libertadores. A lo largo de todos estos años, los “millonarios” han vivido muchas cosas. Enormes victorias y humillantes derrotas. Grandes alegrías y un puñado de penas. Sufrió un descenso a la segunda división, un ascenso un año después y conquistó nuevos títulos en 2014 y 2015. Ahora, es campeón de la Copa Libertadores, la Champions League de Sudamérica. Se les veía con hambre. Querían la gloria. Querían repetir lo que pasó en 1996. Llevarse su tercer título y emular la hazaña de los Gallardo, “Burrito Ortega”, Hernán Crespo y de “El Príncipe” Enzo Francescoli. Y lo consiguieron. La copa es suya. Por fin. Así se les recibió a “los millonarios” al salir a jugar al campo en el 96. Así, con ese recibimiento, no podían perder:
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El recibimiento que se les dispensó a los jugadores en la final de 2015 fue igual o mejor. Es como si se hubiera parado el tiempo y vuelto a correr 19 años después. Impresionante. Pura pasión por el fútbol. ¿Se puede perder saltando al campo de esta manera? Imposible.
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LOS 11 TITULARES
Si veis el 11 titular de River del 96, seguro que a muchos os suena el nombre de algunos jugadores. No en vano, estuvieron jugando en nuestra liga en algún momento de su carrera. ¿Recordáis al “Burrito” Ortega? Tras ganar en el 96 con River la Copa Libertadores fichó por el Valencia, donde sólo recaló una temporada, la 97-98. El portero titular de aquel equipo ganador era Germán “mono” Burgos, hoy segundo de Diego Pablo Simeone. Matías Almeyda pasó por las filas del Sevilla en la misma temporada que Ortega. Celso Ayala estuvo en el Betis y Atlético de Madrid. Y aunque no estuviera nunca en nuestra competición doméstica, seguro que recordáis a Hernán Crespo, un delantero puro, el nueve de toda la vida, que pasó su carrera en Italia e Inglaterra. Y el mítico Francescoli. “El Príncipe”. El ídolo de Zidane. Uno de los grandes, con mucha magia en sus botas. La elegancia personificada en un jugador de fútbol.
En cambio, en 2015, si damos la alineación titular, los nombres serán desconocidos para la mayoría: Barovero en la portería, Mayada, Maidana, Funes Mori y Vangioni en la defensa. En la medular: Carlos Sánchez, Krenevitter, Ponzio y Bertolo. En la delantera: Alario y Cavenaghi. Más sonarán los nombres de Ponzio y Bertolo. Sobre todo por tierras aragonesas ya que fueron jugadores del Real Zaragoza. Pero seguro que a partir de ahora hay algún nombre que suene más. Cuando un equipo sudamericano (especialmente argentino) se proclama campeón de la Copa Libertadores, los equipos europeos se fijan en sus jugadores. Suele haber una diáspora importante, una migración dirección Europa. Seguro que algún que otro jugador de River acaba recalando en la Liga BBVA. Al tiempo.
LOS PARTIDOS
En el 96, River fue mejor. Mucho mejor. Se llevó la victoria con justicia. Ganó por dos goles a cero al América de Cali. Aunque con ese equipo, hubieran ganado a cualquiera. Se adelantó River con gol de un jovencísimo Hernán Crespo, que ese día llevaba el 11 a la espalda. Una jugada por banda derecha y con pase de la muerte del “burrito” Ortega, que el ariete argentino no desparovechó. Sólo había transcurrido seis minutos de partido. Llegó el descanso y el marcador no se movió. En la segunda parte, en el minuto 14, el portero del conjunto colombiano sale fuera del área a despejar un balón que llegaba por banda izquierda. Su despeje con la zurda es defectuoso y cae en los pies de Escudero, que sin pensarlo dos veces, centra el esférico a Hernán Crespo, que remata de cabeza a puerta vacía. 2-0 y la hinchada de River vibraba. Con este resultado llegó el final del encuentro. Invasión de campo y locura desatada. Enzo Francescoli, el ídolo de River, levantó la Copa:
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En el partido de 2015 River se impuso con claridad a Tigres, el equipo mexicano. Salió a por el partido. Cavenaghi a punto estuvo de hacer el primero en los primeros instantes de la primera mitad. Tigres salió con vocaión defensiva al campo y River con la voluntad de irse al descanso por delante. Presionaron mucho y muy arriba al equipo mexicano estorbando la salida del balón y provocando errores en la zaga. Además, los extremos, en la línea de cal, abrían el campo para crear espacios y entrar como estiletes por banda. Cierto que Tigres tuvo unos minutos en los que metieron el miedo en el cuerpo a la hinchada millonaria, pero poco les duró. River fue capaz de sobreponerse y de hacer un gol en el último minuto de la primera mitad. Un centro medido a lo Francescoli, perfecto, con rosca, para que Alario rematara en plancha y convirtiera el 1-0.
Tigres salió en la segunda adelantando sus líneas en busca del empate. Pero River encontró más espacios y dominó mejor el partido. Carlos Sanchez encontró espacio en la banda derecha, se fugó de su par, se internó en el área y recibió una patada que se sancionó con penal. El propio Carlos Sánchez lo transformó. Y la guinda la puso Ramiro Funes Mori con el 3-0 en un saque de esquina. Los mexicanos nada pudieron hacer. El equipo argentino fue muy superior. Se ganaron en el campo levantar la Copa Libertadores:
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Ya lo decía Gardel.: “Yo adivino el parpadeo de las luces que a lo lejos van marcando mi retorno”. River retorna a su sitio, a donde debe estar, en la élite del fútbol. A pesar de pasar un tiempo fuera del olimpo de los mejores, ya está de vuelta. Su hinchada nunca perdió de vista las luces del triunfo. Sabían que volverían. Y regresaron.
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