MADRID, 1 DE SEPTIEMBRE (EDIZIONES)
Se podría decir que es un jugador discreto. No es verdad. Es una persona discreta, eso sí, pero no un jugador discreto. Hace una labor discreta, una labor que hay a quien puede pasar desapercibida, pero una labor importantísima en un equipo de fútbol: la recuperación de balón, el pase fácil y no perder el esférico en lugares peligrosos. Pero ¿cómo se puede ser un jugador discreto si todos los equipos desearían que jugara en sus filas? Será porque es un jugador de talla mundial. Que lo es.
Su fútbol no es el más vistoso, pero es extremadamente importante. Si solo se tienen ojos en Busquets durante un partido, cualquiera puede hacerse cargo de la labor tan fundamental que hace para su equipo y de cómo la hace, que la resuelve de sobresaliente. Es un mediocentro que no pierde un balón. Sabedor de que existen jugadores a su lado que sacan el balón mejor que él y con mayor calidad y claridad, no duda en dárselo en el momento que puede. Y sin arriesgarlo. Siempre cumple a la hora del pase, nunca lo pierde.
En tareas defensivas se aplica como el que más. Y muy bien. Va perfecto por arriba y es elegante a la hora de robar el balón...hasta que tiene que dejar de serlo. Cierra bien espacios y ayuda a los centrales. Tiene la capacidad de jugar de central si el equipo y el mister así lo requieren y nunca dice una palabra más alta que otra...en el vestuario.
En los últimos años, a pesar de ser un jugador más bien tranquilo y pausado, ha tenido varias polémicas importantes, sobre todo en los clásicos con el Real Madrid. Todos nos acordamos de cómo le decía “morro, morro, morro” a Marcelo tapándose la boca, cómo exageraba una falta tapándose la cara pero dejando un resquicio entre los dedos para ver cómo sancionaban al contrario,o el pisotón, “sin querer queriendo”, al central del Madrid, Pepe, en la cabeza. Indica que de vez en cuando saca el carácter.
Con todo, Sergio Busquets es indiscutible tanto en el F.C. Barcelona como en la selección española. El seleccionador Vicente del Bosque no sólo le cree indispensable, sino que si alguna vez pudiera dar la vuelta al tiempo y pudiera volver a jugar al fútbol, querría ser como Busquets. No sé si se puede hacer un piropo futbolístico mayor que ese.
Sergio nació en Sabadell, Barcelona, el 16 de julio de 1988. Es hijo de un ex jugador del F.C. Barcelona, Carlos Busquets, aunque su padre jugó defendiendo la portería. Fue en 2005 cuando Sergio entró en las categorías inferiores del Barça. Jugó para el Barcelona C ese primer año. Su progresión fue muy rápida, ya que en mayo de 2007, jugando ya en el Barcelona B de Guardiola, Frank Rikjaard le convocó para jugar con el primer equipo.
Continuó a las órdenes de Pep durante muchos años. De hecho, cuando Guardiola fue nombrado entrenador del primer equipo, se llevó consigo a Sergio Busquets. Desde ese momento llegarían todos los éxitos que de sobra conocemos: el sextete famoso, tres Champions League, 5 ligas... Y una Eurcopa en el año 2012 y un Campeonato Mundial en 2010.
Es un jugador que lo ha ganado absolutamente todo. Su palmarés es envidiable. Y aún tiene cuerda para rato. Aún sigue siendo una pieza clave en el Barcelona. Y seguro que lo seguirá siendo por muchos, muchos años más. Un canterano que hará historia. Como Puyol. Como Xavi Hernández.