MADRID, 18 DE AGOSTO (EDIZIONES)
Dos veces. Y consecutivas. Carolina Marín es campeona del mundo por segunda vez. Una hazaña para la historia del bádminton español. No es fácil ser campeón del mundo en ningún deporte, pero este es especialmente difícil teniendo en cuenta que sólo hay unas 7000 licencias de bádmiton en España. Comparada con los 200 millones de licencias que hay en todo el mundo, que Carolina sea la mejor de las mejores es complicado. Si hablamos de números, claro. Porque ella es un fenómeno imparable. De talento, trabajo y dedicación, a pesar de las dificultades que supone ser deportista de élite de un deporte tan minotario en España. Dedicó su campeonato a todos los que le apoyaron y a todos los españoles. Así lo expresaba en su cuenta de Instagram:
La española se impuso a la india Saina Newhal en la final. Cuando subió al podio a recibir la medalla, se escuchó el consabido himno de quien es ganador del campeonato. Pero esta ocasión fue diferente. No sonó el himno español al que estamos acostumbrados, sino que se escuchó el himno de Pemán, el himno español oficial de antes de la democracia. Una anécdota extraña, aunque no ha sido la primera vez que se confunde con algún deportista español.
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Pero esto no es más que una anécdota en su carrera deportiva, que ya apuntaba maneras desde hace tiempo. Carolina Marín nació en Huelva el 15 de junio de 1993. Comenzó a jugar a este deporte en su colegio cuando era niña, y desde ahí, no soltó la raqueta. En 2009, con tan solo 16 años se proclamó subcampeona de los campeonatos de Europa junior de bádminton y campeona de los campeonatos europeos de bádminton sub-17. Desde esta temprana edad, Carolina apuntaba ya a lo más alto. En 2011 repitió oro en el campeonato europeo juvenil que se disputó en Finlandia. Un año después fue a los Juegos Olímpicos de Londres, en los que sucumbió en primera fase. Eso sí, lo hizo frente a la china Li Xuerui, la que a la postre fue la campeona olímpica.
Ya en 2013 se hizo con un título del Grand Prix de oro, la primera española en hacerlo en toda la historia. Y un año después llegó lo más grande: el campeonato mundial. Un campeonato perfecto para la española, que se impuso en la final a la china Li Xuerui, quitándose la espina de los Juegos Olímpicos de Londres. Una proeza nunca antes vista en España. No daban a Carolina como favorita, pero supo luchar hasta el final y hacerse con la victoria.
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Pero lo mejor estaba por llegar. Uno se pregunta qué es mejor que ganar un campeonato mundial. La respuesta es sencilla: ganarlo dos veces. Y eso fue lo que se propuso Carolina nada más llegar a Malasia, donde se jugó el campeonato mundial. Y lo consiguió. Una vez más se subió a lo más alto del podio para llevar al deporte español a la cima. Se impuso a Saina Newhal por 21-16 y 21-19. Clara victoria. Ella ha calificado este mundial como más difícil. Pero es que ella parece que hace facil lo difícil, y eso está al alcance de muy pocos. Ella sí puede. Puede con todo.
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Llegó al Mundial tras una lesión en su pie derecho un mes antes del comienzo del campeonato. Pero gracias a su juego ofensivo, a sus zurdazos potentísimos, a su anticipación, y sobre todo, a su fuerza mental, supo sobreponerse a todas las dificultades y hacerse con el título. Si sigue así, ¿cuál será su meta? La que ella misma se ponga, porque no hay nadie que pueda con Carolina Marín, el fenómeno del bádminton español y mundial.