MADRID 11 Abr. (EUROPA PRESS) -
Hay vida más allá del Dakar. Y buena cuenta de ello dieron los casi 150 pilotos que se citaron en el Rally Raid de Portugal, que se disputó en Grândola (Portugal) del 2 al 7 de abril, tercera prueba del Mundial en la que se midieron algunos de los grandes favoritos para el Dakar 2025, como el catarí Nasser Al-Attiyah o el español Carlos Sainz, o el aguerrido Isidre Esteve, del Repsol Toyota Rally Team, en una cita marcada por su exigencia física y técnica, que pudo vivir desde dentro Europa Press.
Casi 150 pilotos, entre coches, motos y quads, llegaron a Grândola, una pequeña ciudad a poco más de una hora de Lisboa, con el deseo de domar un recorrido muy diferente a lo que propone el Dakar, mucho más revirado y variado. En total, más de 1.000 kilómetros cronometrados divididos en seis etapas, una de ellas prólogo, para seguir aclarando la lucha por el Mundial de Rallys.
Si ya en seco es un trazado complejo y muy técnico, que obliga a los pilotos a estar cien por cien concentrados durante las 2 horas de media que afrontaban los pilotos, las cambiantes condiciones meteorológicas no fueron un aliado. Con la lluvia, alguno de los días muy potente, el barro y los amplios charcos hicieron presencia y adquirieron su protagonismo, transformando el terreno en una pista deslizante a veces, con arena muy blanda.
Al-Attiyah fue el más inteligente y pudo confirmar su favoritismo y las dos primeras etapas, adquiriendo una ventaja que administró con cautela en el resto de jornadas. Sainz acabó cuarto con Mini, aunque en un coche diferente al que le hizo campeón del Dakar en 2020, mientras que Esteve terminó noveno en un satisfactorio Rally Raid de Portugal que es un gran paso en su preparación para el Dakar 2025, sin olvidar que ayuda a Repsol a seguir perfeccionando su combustible renovable, en este caso en un 70%.
Y con Esteve, del Repsol Toyota Rally Team, y el estadounidense Seth Quintero y el brasileño Lucas Moraes, del Toyota Gazoo Racing, Europa Press comprobó cómo es el día a día en el vivac. Una vez acaba el arduo trabajo del piloto, la pura competición, comienza la otra carrera, la de los mecánicos en sus respectivos puestos distribuidos de manera escrupulosamente organizada, ya casi cayendo el sol.
DESTREZA Y COMPETITIVIDAD SIN PERDER LA ILUSIÓN
En el caso del Repsol Toyota Rally Team, bajo la dirección de David Pigem, los encargados de la mecánica --en Portugal hubo dos-- se ponen manos a la obra, después del 'briefing' con Esteve nada más bajarse de su Toyota Hilux. Ajustar piezas sueltas, revisar zonas más afectadas y potenciar el monoplaza en una puesta a punto que se repite durante cinco días, sin superar las 4-5 horas de descanso.
La madrugada, a veces con lluvia y siempre con frío en Grândola, se convierte en la compañera de los mecánicos del piloto español y su 'copi' Txema Villalobos. La relación entre ambos es de confianza máxima y los dos defienden que una de las claves es que dentro del vehículo nunca hay reproches. Se entienden de maravilla y tratan de sacar la mejor versión del otro para potenciar el rendimiento del equipo.
El catalán, siempre con el apoyo de un grupo extraordinario --su copiloto, sus mecánicos y su mujer y preparadora física Lidia--, sigue exprimiéndose y engrandando una carrera llena de éxitos y superación. Esteve fue una referencia en las dos ruedas, pero una fuerte caída en la primera prueba del Campeonato de España de Raids en 2007 cambió su vida por completo. Quedó en silla de ruedas y necesita un sistema especial para domar su Toyota, con dos palancas para acelerar y frenar por delante y detrás del volante.
"Me falta una tercera mano", bromea Esteve, de 51 años, que sin embargo no ceja en su esfuerzo y se fue de Portugal con un meritorio y trabajado noveno puesto, en unas condiciones de carrera nada favorables. Gracias a un cojín con un compresor especial, el catalán demuestra su destreza también en las cuatro ruedas, surfeando roderas y atravesando charcos. El barro no asusta, sino que genera una sonrisa en Esteve, que disfruta como si fuera su primer rally.
EJEMPLO DE SOSTENIBILIDAD
El terreno de la prólogo estaba lleno de surcos, muy revirado, y no daba opción a apretar demasiado el acelerador, pero el catalán aprovechaba cada resquicio para acercarse a los 100 km/h. Un potencia descomunal que le dan más poder a un monoplaza que ya, por tamaño, asusta y que terminó bañado en barro.
Y todo esto funciona sin hacer daño al planeta, gracias al combustible renovable de Repsol, que en el caso del Toyota Gazoo Racing y el equipo de Esteve es del 70% renovable. Según explica Dolores Cárdenas, asesora de Producto de la compañía y una de las responsables del fuel de competición, son combustibles que químicamente se parecen muchísimo a los de origen convencional, pero que se fabrican de biomasa residual, como por ejemplo aceite usado de cocina.
Para Repsol, la competición es su banco de pruebas. "La gasolina 100% renovable que tenemos ahora mismo en el mercado es fruto de todo lo que hemos trabajado en competición desde 2018", reconoce Cárdenas a los medios en Portugal, donde confirmó que, salvo algunas especificaciones, es prácticamente la misma gasolina que un usuario puede repostar en su coche en unas 140 estaciones en toda España, con vistas a que sean 600 a final de este año.
MotoGP y otras competiciones que usan el combustible renovable de Repsol --la F4 Francesa o la Sail GP-- deben ser la punta de lanza de estos desarrollos tecnológicos, después de que el discurso y la conversación sobre la salud del planeta en automoción ya esté en la calle.