DESCONECTA, 11 Nov.
El que tiene mascotas en casa siempre encuentran palabras amables para describir todo lo bueno que éstas aportan en la vida de las personas. Su capacidad para sentirte querido en algún momento de bajón, sus gracias, sus locuras...pero pocos se acuerdan de los kilos de paciencia que hacen falta para convivir con esos entrañables seres que traen el caos y la destrucción a nuestras vidas.
Aunque los peludos no lo hagan con mala intención, los resultados no son, desde luego, plato de buen gusto para los dueños que tienen que ir detrás recogiendo el desastre. Los que sí tienen muy presente esta realidad con los perros, se lo toman como no puede ser de otra manera, con el mejor humor posible tratándose de los mejores amigos del hombre.
Fotografías de perros con carteles donde aparecen escritas las confesiones de las terribles fechorías que han hecho, inundan Internet de situaciones tan hilarantes como divertidas. Siempre y cuando no nos toquen a nosotros, claro.
"Decidí desayunar dos veces hoy"

"Me comí las Navidades"

"Comí cosas que se supone no debería"

"Meto la cabeza entre las cortinas de la ducha y doy lametones en los traseros de las personas cuando no están mirando".

"Me gusta poner los juguetes en lo alto del sofá para que pati-corto no los alcance"

"Me he comido dos Biblias la semana pasada"

"Mi papi ha tenido que decirle a su jefe que me comí su BlackBerry"

"Vomité encima de la cama de mamá después de que ella pusiera sábanas limpias"

"Tiré el bacon de la mesa". "Y yo me lo comí".

"Me comí los zapatos favoritos de mamá". "Yo le animé". "Me gusta el bacon".

"Alguno de nosotros, o los dos, matamos a Epi"

"Me hice pis en mi mejor amigo". "Yo le dejé".

"Intenté llegar a China cavando".

"Dos palabras: Rotulador verde".

"He 'asesinado' el sofá para ti. De nada".

"Sólo he hecho esto para que se haga viral".
