MADRID, 11 mar. (EDIZIONES)
Lo que iba a ser una inmersión tranquila para un par de buceadores en las profundidades del agua de Te Arai, Nueva Zelanda, se transformó en toda una experiencia cuando un pulpo, que trató de pasar desapercibido, sujetó la mano de uno de ellos.
El instructor de buceo Patrick Burke, de 32 años, y su compañera Giorgia Webster acababan de dar por concluida su inmersión en Te Arai, cuando a Giorgia le llamó la atención un pulpo justo debajo que parecía completamente aplastado.
La pareja decidió volver a bajar para investigar y, cuando lo hicieron, Giorgia se acercó lentamente para tocarlo.
De repente, los tentáculos del pulpo camuflado se movieron delatando su posición y envolvieron sus dedos durante un buen rato, dando lugar a un momento mágico entre ambos.