MADRID, 7 jul. (EDIZIONES)
A pesar de su perenne semblante serio, la rana negra de lluvia africana (Breviceps fuscus) no está enfadada. Sin embargo, esta peculiaridad junto con su forma ovalada, su piel rugosa y de un color aceituna verdoso oscuro son algunas caractarístcias de su aspecto que más llaman la atención y que muchos han concluido en resumir como un aguacate enfadado.
Pero, al margen del parecido más que razonable con la fruta exótica, la rana de lluvia africana tiene otras características que la hacen aún más interesante.
El anfibio, oriundo del cinturón de pliegues del Cabo en Sudáfrica tiene un mecanismo de defensa bastante llamativo. Cuando se siente amenazado o asustado, infla su cuerpo con aire para hacerse más grande.
Lo más común es que lo haga mientras está excavando con el objetivo de ponérselo difícil a quien quiera atraparla, encasquetándose en el agujero.
Otra de sus llamativas características es que es un animal de madriguera y llega a crear túneles de hasta metro y medio de profundidad.
En temporada de apareamiento, la hembra segrega una sustancia pegajosa de su espalda para evitar que las ranas macho se caigan durante el acto sexual. Después, las ranas macho permanecerán en la madriguera para proteger sus huevos y comenzarán a emitir pequeños chirridos.