MADRID, 15 jun. (EDIZIONES)
El íbice bezoar es una de las más bellas cabras salvajes de montaña que se hallan en las altas montañas de Oriente Medio y que se reconocen por su pelaje y barba de color negro.
Aunque, quizá, su característica más llamativa es la asombrosa habilidad que tienen para pasearse por empinados paisajes escarpados. En su búsqueda de pastos, los íbices demuestran tener un paso seguro sobre cuestas empinadas y resbaladizas, incluso cuando hiela en invierno. Viven entre los 1.600 y los 3.200 metros de altura y son capaces de saltar ágilmente de un risco a otro sin problemas.
En estas imágenes, grabadas por el biólogo Soran Ahmed en las montañas de Khoshk, en Irak, el pasado 14 de mayo, se puede ver un íbice bezoar en plena acción atravesando una pared rocosa.
El animal empieza a subir cada vez más alto hasta llegar a unos arbustos para pastar sin inmutarse ante la escarpada y peligrosa caída, llegando a maniobrar con facilidad para continuar después con el ascenso.
El un momento dado, la trama se pone tensa cuando el íbice salta hasta un diminuto punto de aterrizaje y se da la vuelta por completo sin apenas apoyarse en la roca. Pero, su naturaleza está hecha para esto y el animal sale airoso.