MADRID, 16 nov. (EDIZIONES)
Todos los días, Patrick, un poni de las Shetland nacido en San Patricio, acude a Drum Inn, un pub en el pueblo de Cockington, Devon (Inglaterra), acompañado por su dueño Kirk Petrakis, de 43 años.
Drum Inn es uno de sus lugares favoritos para socializar. Mientras Kirk se toma una cerveza, Patrick espera paciente en la puerta a que termine recibiendo la atención de parroquianos y transeúntes.
La visita diaria al pub forma parte de su rutina de entrenamiento para convertirse en un animal de terapia. También forman parte de esa rutina coger el autobús, ir de tiendas, dar un paseo por una calle concurrida o tomarse algo en la terraza de una cafetería.
Con todas estas acciones, Patrick consigue insensibilizarse y familiarizarse con todos los sonidos ambiente para cada situación.
Su entrenamiento continuará durante aproximadamente un año más antes de que pueda entrar en el "mundo laboral".
Durante este tiempo, ha acompañado a miles de personas -especialmente ancianos y niños con necesidades especiales- que han sufrido las consecuencias del confinamiento durante esta pandemia a través de videollamadas o visitas respetando la distancia social.