Conducir bajo la lluvia puede convertirse en un reto cuando los cristales del coche comienzan a empañarse, reduciendo la visibilidad y aumentando el riesgo de accidente. Por ello, además de extremar las precauciones en carretera y revisar el estado de los neumáticos, es fundamental prestar atención al parabrisas y las lunas del vehículo, ya que su correcta limpieza y mantenimiento pueden marcar la diferencia en condiciones meteorológicas adversas.