EDIZIONES, 04 Mar.
El autocorrector es una de esas herramientas que, se supone, nacieron para facilitar la escritura rápida en dispositivos móviles y garantizar el correcto uso de la ortografía, pero que ha terminado protagonizando momentos en los que realmente has querido decir aquello de: "Tierra, trágame".
Y es que de lo que se supone que debería ser a lo que ha terminado siendo (una aplicación casi inútil que nos obliga a reescribir el texto cada vez que hace de las suyas) hay un trecho del que los usuarios de redes sociales han sido testigos y han aportado pruebas a lo largo de estos años en Internet.
Según Wikipedia, "el corrector ortográfico no puede garantizar que un texto sea correcto, pues, aunque las palabras de una oración existan, puede que la palabra no tenga la semántica correcta. Ej. "La baca es un animal que da leche", sería aceptado porque la palabra baca existe". Y qué decir de las tildes.
El colmo de los colmos de las pifias del autocorrector se resume en este tuit: "Quien no haya sido víctima del autocorrector, que tire la primera perro". ¿Qué perro, ni qué perra? Está claro que bien intencionado es, él sólo quiere que escribamos bien e intentarlo lo intenta, pero tiene que asumir que no es suficiente y con tantos fallos, la gente ha empezado a pederle total confianza.
A pesar de todo ello, no todo está perdido. Existen dos soluciones: o borrarlo o tomárnoslo con humor.
Nosotros hemos optado por la segunda y hemos reunido en este post 15 de los momentos más incómodos en los que el autocorrector te ha jugado una mala pasada y también te ha ayudado.
No lo niegues, el autocorrector a veces te ha ayudado y hecho parece hasta más culto: