EDIZIONES, 20 jul.
Credito Emiliano utiliza cámaras de seguridad, puertas blindadas y videocámaras para velar y conservar, como oro en paño, lo que para ellos es una joya de gran valor: el queso parmesano. De hecho, este banco italiano, conocido localmente como Credem, lleva más de 60 años aceptando este producto como aval para conceder préstamos.
La peculiar iniciativa del Banco Credito Emiliano no está tomada a la ligera. Por supuesto, el banco no habría estado aceptando ruedas de queso como garantía para inversiones si no fuera una idea financieramente sólida.
El parmesano (Parmigiano Reggiano) no es un queso cualquiera, se trata del Rey de los quesos con denominación de origen protegida, un producto internacionalmente reconocido que no ha pasado de moda, cuyo precio se ha mantenido constante en el tiempo y cuyo valor se incrementa a medida que envejece, dando al banco un seguro financiero garantizado. Una rueda de 30 o 40 kilos de Parmigiano Reggiano puede estar entre los 900 y los 2.500 dólares americanos.
Pero este no es el único motivo. La iniciativa, además, está pensada principalmente para ayudar a los productores locales de queso a mantener la producción de lo que ellos consideran una tradición, una herencia cultural, un producto típico y único del área de la provincia de Reggio Emilia.
Es y ha sido así desde el año 1953 cuando Credito Emiliano era una banca de la región de Emilia relativamente pequeña, en un país azotado por la guerra, pero con las ideas muy claras de confiar y apostar por las pequeñas y medianas empresas italianas para salir de la crisis. De esto hace ya 65 años y sus ideas se mantienen firmes.
En la actualidad, el banco se hace cargo de la fase de maduración del queso (de 24 a 30 meses) y a cambio garantiza al pequeño empresario liquidez equivalente al 80% del valor de los quesos en depósito hasta 24 meses para seguir con su actividad.
Se estima que desde entonces y hasta ahora el banco atesora más de 300.000 ruedas de parmesano, cuyo valor es cercano a los 160 millones de euros.