MADRID, 22 sep. (EDIZIONES)
El estudiante de medicina Nikita Degtyarev, de Krasnoyarsk (Siberia), practica parte de su trabajo como futuro cirujano con tomates, bayas, cerezas, huevos y uvas.
Este tipo de alimentos frescos permiten al estudiante ruso de 19 años practicar la costura, la sutura y le ayudan a mejorar su precisión.
"Normalmente el entrenamiento se realiza en simuladores especiales, que yo también utilizo. Pero a veces no son suficientes para entrenar las habilidades de microcirugía", explicó el joven médico a Caters.
Este método de trabajo cuenta con una gran ventaja y es la tranquilidad de saber que, si algo falla durante la intervención, el "paciente" no sufrirá las posibles consecuencias. Además, es una buena forma de ensayar e ir puliendo todos los movimientos, cortes y suturas para, después, poner en práctica en la vida real.
En todo este tiempo, Nikita ha estado practicando con todo tipo de alimentos, desde huevos a uvas. Cuanto más pequeño es el alimento, mayor es la precisión y la concentración requerida.