MADRID, 26 oct. (EDIZIONES)
Sergey Rybchenkov, de 47 años, de Moscú (Rusia), dirige una terapia específica con ataúdes en la que se permite a los clientes tumbarse en ellos durante unas horas con el objetivo de evadirse de los problemas y reconectar con el presente.
En estas sesiones, visten al cliente con ropas rituales (negras para los hombres y blancas para las mujeres), y luego lo tumban en un ataúd, colocando una manta sobre el cuerpo y encendiendo velas a su alrededor.
Esto sumerge al cliente en una atmósfera funeraria y le permite evadirse del mundo exterior y sus problemas.
Sergey ofrece a los clientes la opción de cerrar el ataúd con la tapa durante la terapia, pudiendo estar así durante un par de horas antes de quitarla.
Según Sergey, "la terapia del ataúd consiste en meter a una persona viva en un ataúd para que se dé cuenta de la fragilidad de la vida".