MADRID, 12 may. (EDIZIONES)
Una de las atracciones más conocidas de la isla de Madeira es el descenso en cesta de mimbre de Monte, un pequeño pueblo encaramado a unos 6 kilómetros en las montañas sobre Funchal.
En su origen era un veloz medio de transporte con el que los habitantes de Monte bajaban a Funchal y se piensa que comenzaron a usarse en torno a 1850. Hoy en día la tradición sigue vigente como atracción turística que atrae a miles de personas cada año que quieren vivir la emocionante experiencia de descender a toda velocidad por sus estrechas y serpenteantes calles.
En septiembre de 2020, Charlotte y su marido visitaron la isla frente a la costa de Portugal, y decidieron probar actividades locales hasta dar con los tradicionales toboganes de madera y mimbre.
La pareja descendió con un desnivel de 800 metros de la ciudad de Monte a lo largo de dos kilómetros de calles estrechas y sinuosas.
El vehículo consiste en un coche de madera y mimbre tirado por dos conductores que se sitúan en la parte trasera y controlan la dirección y la velocidad con unas botas especialmente diseñadas para ello, mientras que los pasajeros van sentados en el propio "tobogán".