MADRID, 14 SEP. (EDIZIONES) -
Gao Ping, cabecilla de una de las mayores redes de blanqueo de capitales desarticuladas en España, fue detenido en 2012 gracias a la labor de unos agentes con olfato superdotado. "Los canes entrenados para encontrar billetes fueron cruciales en la Operación Emperador", reconoció entonces un portavoz del Ministerio del Interior.
Pero además de encontrar dinero negro en las aduanas, los perros policía son capaces de detectar sustancias estupefacientes, rescatar a supervivientes entre los escombros de un edificio e, incluso, reconocer enfermedades como la narcolepsia o el alzheimer.
¿Cómo pueden los perros desarrollar estas increíbles habilidades? En gran parte, lo consiguen gracias a su instinto y sus cualidades naturales, pero su éxito también reside en un duro entrenamiento y en el empeño de sus guías por convertirlos en auténticos agentes del orden.
FORMACIÓN
El perro ha de reunir unos requisitos mínimos para su adiestramiento que los agentes reconocen tras una serie de pruebas en el momento del primer contacto. El objetivo de esta evaluación es comprobar que el animal está dispuesto a trabajar y a obedecer las órdenes de su guía.
Tampoco todas las razas son aptas. Por sus condiciones físicas y su capacidad de concentración, las más utilizadas por la Policía son el pastor alemán, el pastor belga y el labrador, aunque también es posible encontrar ejemplares de braco y perro de agua español, entre otras.
El cachorro empieza a entrenar cuando tiene alrededor de un año de edad. En esta primera fase, la socialización del perro es más importante que el entrenamiento específico. Si el animal no consigue relacionarse con su entorno de manera equilibrada, no será apto para desarrollar su tarea como perro de trabajo.
Los perros policía se exponen a ruidos, tráfico, conflictos, tumultos, obstáculos, entre otros estímulos, y si no aprenden a afrontar este tipo de situaciones, pueden sufrir traumas psicológicos o fobias. "Es un trabajo riguroso, de gran perseverancia. El perro y el agente deben formar una unidad indisoluble", explica a Europa Press el Servicio Cinológico de la Policía.
Una vez se ha alcanzado este vínculo, el cuidador conoce qué elemento puede utilizar para recompensar al perro (una pelota, un rodillo, comida) y llega el momento de su adiestramiento. Los educadores de la Policía utilizan el llamado método francés positivo, basado en el instinto de búsqueda del animal y en el cobro de premios relacionados con el reconocimiento y el juego con el policía que lo guía.
Llegados a este punto, los agentes caninos se especializan: en detección de explosivos, de drogas, de billetes en curso legal, o en rescate y salvamento de personas. "Durante todo este proceso se trabaja la obediencia, tanto básica como específica para cada actividad", señala el jefe del grupo de guías caninos de la Policía, Juan Antonio Sanz.
La formación no sólo es para el perro, sino también para el guía canino, que ha de superar un curso de dieciocho semanas de duración, así como cursos periódicos de actualización y formación en áreas específicas de trabajo.
Los nuevos guías adquieren los conocimientos necesarios para instruir a un perro en cualquier especialidad y se les dota de un perro con el que se incorporarán al servicio operativo una vez superados los cursos.
FUNCIONES Y TÉCNICAS
Los perros de trabajo se forman en centros de educación canina que cuentan con instalaciones para entrenar, gimnasios, dormitorios y diferentes espacios que los cuerpos de seguridad utilizan para simular situaciones de riesgo como, por ejemplo, zulos llenos de escombro.
Los primeros perros policía de España recibieron adiestramiento para la detección de drogas, que se lleva a cabo mediante dos técnicas: el método pasivo, que consiste en que el animal se sienta frente al lugar donde detecta drogas, y el activo, en el que ladra y muerde el objeto detectado. La utilización de uno u otro método depende del tipo de intervención.
Ante los atentados terroristas con explosivos, la Policía comenzó a adiestrar a los perros en la detección de este tipo de sustancias y, más adelante, se comenzaron a utilizar técnicas específicas para el rescate y el salvamento de personas vivas sepultadas bajo escombros.
Pero también existen canes especializados en la búsqueda, localización y recuperación de personas fallecidas, que se entrenan en cuatro categorías: grandes áreas, en caso de personas desaparecidas en zonas deshabitadas; cuerpos inhumanos, para localizar a una persona enterrada a gran profundidad; localización y señalización de restos biológicos; y búsqueda de restos humanos en el agua.
La búsqueda de restos humanos se realiza gracias a la detección de los gases emanados del cuerpo en estado de descomposición. El éxito de esta labor depende del tiempo que el cuerpo esté bajo escombros o sumergido y de la profundidad de su ubicación.
En los últimos años, se ha incluido la localización de billetes en curso legal entre las funciones de los agentes caninos. La Policía explica que los billetes tienen un olor bastante fuerte y reconocible para los perros por la tinta y los procesos químicos con los que se elaboran. Esto hace que obstáculos físicos, paredes o hasta placas de hierro no supongan ningún impedimento para "marcar" el lugar donde se encuentra el dinero.