DESCONECTA, 06 Oct.
Un proceso largo y complicado es el que tiene que pasar cualquier director de Hollywood para poder contratar a Bill Murray. El actor, que tiene su propio estilo para hacer las cosas, también es muy peculiar cuando se trata de elegir película.
Murray no tiene agente, ni publicista ni nadie que le gestione los castings, tan sólo un abogado y un teléfono 800, el equivalente de los teléfonos 900 en España. El teléfono no lo contesta el actor sino que es atendido por una operadora para recibir el mensaje.
Absolutamente todos los directores que quieran contar con el actor para una de sus películas tienen que pasar por este proceso de hacerse con el número, llamar, dejar un mensaje a la operadora con las líneas generales de su guión y esperar a que el abogado de Murray se ponga en contacto con él. Si la idea le gusta al actor, es el mismo Bill Murray quien se encarga de contactar con el director.
El caso de Ted Melfi, director de la película St. Vincent
La última película que Bill Murray protagoniza es la St. Vincent, del director Ted Melfi. Un director desconocido hasta la fecha que tuvo que lidiar con el panorama de contactar y convencer a Murray para que protagonizara su guión.
Para Melfi todo el proceso que tuvo que pasar le pareció tan descabellado que le pidió permiso a Murray para poder contar esta historia, que USA TODAY ha recogido en su web.
A comienzos de 2012 Melfi consiguió el famoso teléfono 800 de Bill Murray del productor y director Fred Roos y le dejó varios mensajes de voz a su buzón, que tardaron en ser respondidos.
Fueron semanas después cuando el abogado de Bill le mandaba una dirección postal a la que enviar tan sólo la sinopsis de la película, ni siquiera el guión. Un par de semanas después, Melfi recibe otra dirección postal a la que enviar, ahora sí, el guión completo.
Un buen día, mientras Melfi se encontraba conduciendo por la carretera recibe una llamada:
- "Ted, aquí Bill Murray. ¿Es buen momento para hablar? Escucha, leí el guión y creo que es genial. ¿Quién eres? Verás no suelo hacer búsquedas en Google para averiguar la vida de las personas. No sé quién eres, qué haces...Háblame de ti".
Melfi, anonadado, cuenta que se pasó 20 minutos tartamudeando y explicándole a Bill Murray quién era.
Pero lejos de acabar ahí la historia, al día siguiente Murray le propone tomar un café para hablar del guión pero el director y el actor se encontraban el costas opuestas y fue imposible realizar el encuentro.
Dos intentonas más fallidas tuvieron que suceder hasta que por fin pudieron quedar en el aeropuerto de Los Ángeles. Ahí un hombre de traje con cartel que ponía "B. Murray" esperaba a Melfi. Lo metió en la parte trasera del un coche donde le esperaba el mismísimo Bill.
Hablaron del guión durante el camino hacia una reserva india donde el actor tiene una casa. Ahí Bill le preguntó: "¿Crees que debería hacerlo?" A lo que Melfi respondió: "Me encantaría". "Ok, lo haremos. Haremos la película" sentenció Bill.