EDIZIONES, 4 de feb.
Desde hace 32 años, Teófilo Cari, un enfermero, de 65 años, sale de su casa ubicada en el paraje de la Capilla, a 3.200 metros del mar, para recorrer 5 horas de camino por los cerros de La Quebrada del Toro, en Salta, Argentina, en dirección a su puesto de trabajo en Las Mesadas.
Por esas latitudes donde los coches y otros vehículos de transporte no pueden transitar, las distancias se miden en horas y no en kilómetros. Teófilo bien lo sabe, pues, son ya más tres décadas haciendo el mismo recorrido para atender a sus pacientes sin otra opción que ir caminando. La de ir a caballo quedó descartada hace mucho, debido a una patología.
El tiempo por estos parajes también es distinto. "La forma de vida en estos lugares sigue prácticamente igual a la que conozco desde que nací. La gente sigue con la siembra, la ganadería y con el trabajo de los tejidos", contó el enfermero a Radio Salta en una entrevista.
A lo largo de estos años, Teófilo se ha ocupado de asistir a los habitantes de estas tierras; algunos en situaciones realmente precarias, como el caso de una joven parturienta que no pudo esperar al helicóptero de emergencias, cuya llegada estaba teniendo dificultades por los fuertes vientos, y Teófilo tuvo que ayudarla a dar a luz a una niña que ahora, gracias a él, vive.
Poco más de 65 personas, la mayoría de ellas personas de la tercera edad, quedan ya entre Capilla y Mesada. La mayoría de los jóvenes han emigrado a otros pueblos y ciudades en busca de una mejor calidad de vida.
A punto de cumplir los 65 años, a Teófilo que quedan pocos kilómetros ya que recorrer hasta su jubilación, pero, de momento, no piensa dejar que la distancia se interponga con su verdadera vocación: la de ayudar a otras personas.