BRUSELAS, 18 Ene. (EUROPA PRESS) -
El comisario de Economía, Paolo Gentiloni, ha señalado este martes que ve una mayor desventaja competitiva para la industria de la Unión Europea (UE) en los precios de la energía que en la nueva Ley para la Reducción de la Inflación (IRA) estadounidense, dotada con 369.000 millones de dólares en subsidios para potenciar la inversión en Estados Unidos.
"La desventaja competitiva de nuestro sector radica en los precios de la energía, mientras que el IRA viene a sumarse a esto", ha señalado el comisario durante su intervención en un panel en el marco del Foro Económico Mundial, que se celebra en Davos (Suiza) y en el que ha participado junto a otros economistas y periodistas.
A su juicio, la escalada de los precios de la energía derivada de la guerra de agresión de Rusia a Ucrania es lo que supone el "verdadero reto", ya que tras haber sido "muy exigentes" con la transición ecológica, esta "presión" sobre la regulación y esta "desventaja" podrían suponer un problema de competitividad.
Gentiloni se ha pronunciado también sobre la reforma del mercado eléctrico pero ha avanzado que Bruselas no presentará una propuesta legislativa cocnreta hasta que los Estados miembro no alcancen un nivel de consenso "decente", algo que el comisario prevé que ocurra "posiblemente en marzo".
En este sentido, ha subrayado que otro de los grandes retos a los que debe hacer frente la UE es la eliminación gradual de las medidas de apoyo para hacer frente a los elevados precios de la energía, pero ha advertido de que "cuanto más tiempo se mantengan universales, más arriesgada será su supresión", porque se utilizaron para frenar la inflación, pero si perduran demasiado tiempo, podrían causar un repunte.
Al mismo tiempo, ha recordado que los Estados miembro deben mantener inversiones en gasto público, al contrario de lo que ocurrió después de la crisis financiera. "Soy optimista porque veo una concienciación en la UE para mantener fuertes nuestras inversiones para objetivos estratégicos futuros", ha reconocido Gentiloni, consciente también de que se trata de un "reto político" y de que es "fácil alabarlo" desde Bruselas pero "difícil" aplicarlo en los Estados miembro.