MADRID, 29 Jun. (EUROPA PRESS) -
Los activos globales en materia de ESG superarán los 6.500 millones de dólares (5.500 millones de euros) en 2025, desde los 2.000 millones (1.680 millones de euros) actuales, especialmente en Estados Unidos y con evolución hacia inversiones temáticas y de impacto, según un informe elaborado por Oliver Wyman y Morgan Stanley.
El estudio destaca que si bien las consideraciones medioambientales, sociales y de gobernanza llevan tiempo representando una oportunidad para gestores de grandes patrimonios y activos, el futuro de este campo estará marcado por su expansión más allá del continente europeo, la consolidación de estrategias de inversión más maduras y la focalización de las inversiones hacia temas y objetivos específicos.
Además, las estrategias se articularán en torno a temas cada vez más específicos de medioambiente, sociedad o gobernanza que preocupen a los inversores centrándose, por ejemplo, en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos por
Naciones Unidas.
Oliver Wyman y Morgan Stanley señalan en el informe que esta tendencia es una de las oportunidades clave para gestores de activos y grandes patrimonios, así como los mercados privados, que podrían llegar en 2025 a los 13.000 millones de dólares bajo gestión (casi 11.000 millones de euros) desde los 7.000 millones (5.800 millones de euros) actuales.
Los avances tecnológicos y, en concreto, el rápido desarrollo de plataformas de distribución, están permitiendo derribar las barreras de entrada a este mercado, según señala el informe.
Las criptomonedas son otra de las oportunidades recogidas por ambas firmas, aunque la incertidumbre normativa, la volatilidad elevada persistente y las preocupaciones sobre la sostenibilidad en esta área todavía se sitúan como importantes obstáculos de entrada.
Por último, la personalización de las inversiones es posible gracias a una serie de factores como la consolidación de vehículos subyacentes que permiten la tenencia directa de valores o las nuevas tecnologías que dan lugar a la tenencia directa de
valores con importes de inversión más bajos, entre otros.
De esta forma, los gestores de activos y grandes patrimonios tendrán que competir también en esta cuestión.