MADRID, 14 May. (EUROPA PRESS) -
Los bancos ya evalúan el impacto de los de los riesgos relacionados con el clima en el riesgo crediticio, pero sus metodologías para detectar riesgos físicos están aún "en una fase menos desarrollada", según destaca un informe de la firma de servicios profesionales Mazars.
"El cambio climático plantea una amenaza a la estabilidad financiera y a la seguridad y solidez de las entidades del sector financiero", ha explicado socio responsable del sector bancario de Mazars en España, Carlos Marcos, en declaraciones a Europa Press.
En España, igual que en otros países del entorno, el sector ha puesto el foco en medir el impacto de los riesgos relacionados con el clima en el riesgo crediticio, según destaca el informe, que analiza a 30 bancos a nivel global e incluye a los españoles Santander y BBVA.
No obstante, las metodologías empleadas para evaluar los riesgos físicos "parecen estar todavía en una fase menos desarrollada", ha sostenido Marcos, que considera que en muchos bancos esta evaluación de riesgos financieros relacionados con el clima es "más cualitativa que cuantitativa" y se centra principalmente en la identificación de los sectores de "alto riesgo".
Menos del 40% de los bancos analizados han incluido los riesgos climáticos en su marco de gestión de riesgos. El informe destaca que un 73% de los bancos encuestados tiene políticas de exclusión para reducir su participación en los sectores intensivos en carbono y que un 59% reforzó las políticas de exclusión en el año 2018.
SOSTENIBILIDAD "EN SENTIDO AMPLIO"
En este sentido, la consultora destaca cómo el Covid-19 ha puesto de relieve la necesidad de abordar los riesgos relacionados con la sostenibilidad "en sentido amplio", así como de mejorar la capacidad de resiliencia tanto de estas compañías como de la sociedad en general.
El estudio es posterior a la publicación de la 'Estrategia renovada de financiación sostenible' de la Comisión Europea, en la que se deja claro que la pandemia no ha pospuesto los objetivos europeos de sostenibilidad a largo plazo.