MADRID, 26 Jul. (EUROPA PRESS) -
Las perturbaciones climáticas pueden suponer un peligro para la estabilidad financiera tanto de las empresas como de las entidades de crédito, han indicado en un informe conjunto el Banco Central Europeo (BCE) y la Junta Europea de Riesgo Sistémico (JERS) publicado este martes.
El documento señala que los riesgos de la transición energética pueden elevar en cierta medida los riesgos climáticos. Los organismos indican que un aumento de los precios del carbono podría elevar la probabilidad de que un impago de una empresa lleve al impago de otra.
Por otro lado, el BCE y la JERS también han alertado de los riesgos naturales "interdependientes", como tensiones hídricas, elevadas temperaturas e incendios. Estos riesgos pueden amplificar el riesgo climático a nivel físico ya que pueden unirse y agravarse entre sí. En ese sentido, una perturbación climática podría provocar que los inversores cambien de opinión con respecto a los riesgos climáticos, provocando ventas forzadas de las entidades financieras.
"Las pérdidas para los mercados financieros derivadas de una reevaluación brusca de los riesgos climáticos podrían afectar a los fondos de inversión y a las empresas de seguros, y desencadenar impagos de las empresas y pérdidas crediticias para las entidades de crédito", han señalado ambas instituciones.
En un escenario de transición desordenada, caracterizado por un incremento significativo de los precios del carbono, las pérdidas de valor de activos sometidos a test de estrés de las aseguradoras podrían ser del 3%, mientras que las de fondos de inversión alcanzarían el 25%.
Una transición ordenada hacia una economía de cero emisiones netas para 2050 podría suavizar dichas shocks y aliviar las consecuencias para empresas y bancos, reduciendo la probabilidad de impagos entre un 13% y un 20% para 2050 en comparación con las políticas actuales. También rebajaría las pérdidas crediticias para los bancos.
En este sentido, el BCE y la JERS abogan por adaptar los instrumentos macroprudenciales a esta nueva situación, haciendo uso de los colchones de riesgo o los límites de concentración. Estas soluciones complementarían las medidas microprudenciales del BCE, como su revisión de riesgos climáticos o sus test de estrés climáticos de 2022.