Se rompe el apetito histórico por los activos inmobiliarios y uno de cada cinco encuestados no invertirá este semestre
MADRID, 27 Abr. (EUROPA PRESS) -
La confianza del inversor español cayó hasta los -3,6 puntos en marzo, el mayor recorte de los últimos doce meses y el peor dato de confianza desde enero de 2013, debido al estallido de la crisis sanitaria y financiera por el coronavirus, según el índice de confianza de la gestora JP Morgan AM.
Esta caída de la confianza es especialmente notable durante la última quincena de marzo, cuando se desploma hasta -6,2 puntos, coincidiendo en el tiempo con el decreto del estado de alarma y la imposición de medidas de confinamiento y distancia social para combatir al coronavirus.
Por trimestres, la confianza cerró el primer trimestre del año en negativo, con -1,6 puntos, y encadena así su tercer trimestre en 'números rojos', una racha que no se repetía desde 2016. Esta última lectura del índice supone una mejoría respecto al último trimestre de 2019, que terminó en -2,13 puntos.
Un 64% de los encuestados en la segunda mitad de marzo se mostraron negativos con el rumbo de las bolsas en los próximos seis meses. De estos, la mitad lo atribuyeron a la crisis desencadenada por el Covid-19, mientras que un 18% se mostró pesimista por la situación política y, un 14% lo achacó a la percepción de crisis económica.
En cuanto al apetito inversor, el 20% de los participantes afirmó no tener la intención de invertir en los próximos seis meses. La principal razón para no hacerlo ha sido la percepción de inestabilidad generalizada o inestabilidad política, con un 43,2% de respuestas.
Asimismo, se ha registrado una reducción de posiciones generalizada en todos los activos, salvo en fondos de inversión, con un incremento del 2,7%, y la intención de comprar acciones, que se incrementa un 2,3%.
"Esto puede sugerir que los inversores estén planteándose realizar compras oportunistas o construir un posicionamiento táctico para beneficiarse de las oportunidades que hayan salido a la luz tras la fuerte corrección de los mercados vista durante el mes de marzo", ha señalado la gestora.
CAE EL INTERÉS INMOBILIARIO
El 88% de los encuestados tiene al menos un depósito bancario como instrumento de ahorro, por lo que continúa siendo el vehículo predominante. En este trimestre se ha incrementado la inversión directa en acciones, hasta el 26,5%, y la inversión directa en renta fija --letras del Tesoro, bonos soberanos y corporativos--, hasta el 7,4%.
Por primera vez desde 2007, al inicio de esta encuesta, ha cesado la tendencia al alza del apetito por los activos inmobiliarios, al caer la tenencia en cartera de este producto hasta el 20%, tras marcar máximos históricos en el último trimestre de 2020.
APETITO POR LOS MERCADOS ASIÁTICOS
Europa vuelve a ser el mercado al que los inversores asignan mayor potencial alcista en el primer trimestre del año. No obstante, la predilección por las bolsas europeas retrocede casi tres puntos respecto a los resultados de la anterior encuesta, hasta el 27%. La bolsa estadounidense repite como la segunda opción más repetida, con un 22,7% de respuestas.
En cuanto a los mercados asiáticos, fueron la opción elegida por el 24,3% de los inversores españoles a cierre del tercer trimestre 2019, cayeron hasta el 15,8% durante el cuarto trimestre del año pasado y han repuntad hasta el hasta el 20,6% en el primer trimestre de 2020.
PREVISIONES MUY NEGATIVAS
El viraje de la confianza de los inversores está en línea con las previsiones macroeconómicas de JP Morgan AM para los próximos meses. "Los datos del segundo trimestre van a ser muy malos y debemos centrarnos en los siguientes trimestres. Si esta recesión es distinta, la recuperación también lo será", ha sostenido la estratega jefe de la gestora para España y Portugal, Lucía Gutiérrez-Mellado.
La firma ve necesario monitorizar la evolución del mercado laboral -- especialmente del sector servicios y el segmento del ocio-- y el alcance de las medidas de bancos centrales y gobiernos para determinar la duración y profundidad de la recesión y la capacidad posterior de recuperación.