Insiste en que la factura de las quiebras bancarias no puede trasladarse de un país a otro
BRUSELAS, 18 Feb. (EUROPA PRESS) -
El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, se ha resistido este martes a flexibilizar su posición sobre el nuevo mecanismo de liquidación de bancos con problemas, un paso necesario para facilitar un acuerdo con la Eurocámara, y ha insistido en que la prioridad debe ser que las entidades paguen por futuras crisis y no que se traslade la factura de unos países a otros.
En el debate público celebrado en el Ecofin, Schäuble ha cuestionado las dos principales vías que se están explorando para acercar posturas con la Eurocámara: acortar de 10 a 5 años el periodo de mutualización del nuevo fondo de 55.000 millones de euros para financiar las quiebras y permitir que se endeude en el mercado en caso de que se quede sin dinero.
En contraste, la mayoría de las delegaciones y el Banco Central Europeo -cuyo presidente, Mario Draghi, fue quien propuso estas alternativas- han respaldado estas soluciones de compromiso. No obstante, tanto Berlín como el resto de Estados miembros han expresado su voluntad de alcanzar un acuerdo con la Eurocámara antes del fin de la legislatura en abril.
El Ecofin ya alcanzó en diciembre un acuerdo sobre el mecanismo de liquidación, que respondía a las exigencias de Alemania, según el cual el fondo estará formado por compartimentos nacionales durante un periodo transitorio de 10 años. Ello significa que cada país pagará por sus propios bancos. Pero tanto el Parlamento como la Eurocámara han pedido acelerar los plazos para garantizar que haya suficiente dinero.
"Hay que dejar claro que la factura debe pagarla la propia industria. No sería una buena idea trasladar la factura de los contribuyentes del Estado miembro afectado a los contribuyentes de otros Estados miembros. Esta no es la forma de resolver el problema", ha resaltado el ministro alemán durante el debate público celebrado en el Ecofin sobre la unión bancaria.
Así, Schäuble ha aceptado acortar los plazos para crear el fondo de liquidación, pero sólo si al mismo tiempo se aceleran las aportaciones de los bancos para alcanzar el objetivo de los 55.000 millones. Tanto el BCE como otras delegaciones como Francia alegan que si se aumenta el nivel de contribuciones de las entidades al nuevo fondo se pondrá en riesgo su supervivencia.
"Si 10 años es demasiado tiempo, aceleremos. Pero no sólo en la velocidad de mutualización, sino también en la velocidad de llenar el fondo. Debemos hacerlo en paralelo", ha insistido el ministro alemán de Finanzas.
Frente a Berlín, países como Francia, España, Bélgica, Luxemburgo, Austria o Lituania han apoyado la propuesta de Draghi de acortar a 5 años el plazo de mutualización del fondo. Por su parte, la ministra finlandesa de Finanzas, Jutta Urpilainen, se ha alineado con las tesis de Schäuble.
Como solución intermedia, el comisario de Mercado Interior, Michel Barnier, ha sugerido fijar en siete años el plazo tanto para mutualizar completamente el fondo como para llegar al nivel de 55.000 millones de euros. "Podríamos fijar una misma duración paralela para la mutualización y la financiación, por ejemplo de 7 años, pero con ritmo de mutualización no lineal, que sea más rápido al principio".
Al final del debate, el ministro de Finanzas griego, Ioannis Stournaras, que es el negociador con la Eurocámara, ha constatado que "ha habido muchos llamamientos para aumentar el ritmo de mutualización". "Pero está claro que hay puntos de vista divergentes sobre esta cuestión ya que algunos Estados miembros ligan esta cuestión a adelantar el relleno del fondo", ha admitido, apuntado que seguirá explorando alternativas.
SIN RED DE SEGURIDAD
En cuanto a la posibilidad de que el fondo pida prestado en el mercado, el ministro alemán de Finanzas ha dicho que esta posibilidad "debe depender de la aprobación del Estado miembro cuyo compartimento debe endeudarse". "De otro modo, la mutualización sería desde el principio del 100% y ello no sería compatible con la filosofía de que los contribuyentes no deben asumir el riesgo final", ha apuntado Schäuble.
Berlín considera además que "no tiene sentido empezar ahora las discusiones sobre una posible red de seguridad común" pública. "Es un tema que se decidirá más tarde, no ahora", ha zanjado el ministro alemán. En contraste, países como Irlanda, Portugal, Malta o Bulgaria han defendido que es necesario contar desde el principio con este respaldo público implícito para que los mercados no tengan dudas de que el fondo tendrá siempre suficiente dinero para afrontar cualquier quiebra.
El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, ha rechazado acortar los plazos de mutualización del fondo porque sería "políticamente muy difícil". En su lugar, sí ha defendido "permitir al fondo ir a los mercados para pedir dinero prestado y garantizar que el fondo y todos sus compartimentos tienen en todo momento el nivel exigido". Pero ha dicho que durante los primeros 10 años tendrá que haber "avales nacionales" y no una garantía común.
Barnier ha respaldado la propuesta de Dijsselbloem y ha dicho que estas garantías nacionales "se mutualizarían progresivamente". Por su parte, el ministro griego ha dicho que la capacidad de endeudamiento del fondo es un "tema delicado" que necesita más trabajo.
Todos los ministros se han mostrado de acuerdo en que resulta necesario simplificar el procedimiento de toma de decisiones, sobre todo para responder a una quiebra. El acuerdo de diciembre deja la última palabra en manos de los Gobiernos en lugar de en la Comisión como había propuesto Barnier.
Pese a estas diferencias, el ministro de Economía, Luis de Guindos, ha asegurado que "hay margen para ponernos de acuerdo" y se ha declarado "optimista" sobre la posibilidad de cerrar a tiempo un compromiso con la Eurocámara. Y Stournaras ha dicho que el fracaso "no sería aceptable".