El exministro Zapatero se impuso usar su 'black' sólo "como si fuera" para gastos "inherentes" a su función

Alega que fue "austero", la utilizó para acercar las universidades a la caja y cree que Bankia se ha comportado con él "desleal e injustamente"

MADRID, 10 Oct. (EUROPA PRESS) -

El exministro socialista y exvicepresidente de Caja Madrid Virgilio Zapatero ha defendido este lunes en el juicio de las 'black' que, a pesar de que le entregaron la tarjeta diciéndole que era para gastos de libre disposición, se impuso a sí mismo la norma de actuar con el plástico como si fuera "única y exclusivamente para los gastos inherentes" a su función.

A preguntas del fiscal Anticorrupción, Alejandro Luzón, en esta nueva sesión de juicio que sienta en el banquillo a 65 exaltos cargos y directivos de Caja Madrid y Bankia, Zapatero ha recalcado que, la recepción de la Visa le planteó "incomodidad" porque, no existía "el control" que sí había en otras entidades donde trabajó previamente.

El acusado, que cargó a su plástico 35.988 euros y entiende que es algo "normal" que se entregue tarjeta a personas que ostentan este tipo de cargos, ha dicho que decidió guardar todas las facturas de la tarjeta con límite anual de 50.000 euros, aunque no desembolsó "ni la mitad". "Yo podía haber gastado en dos años 100.000 euros; fui muy austero", ha respondido a su defensa.

Zapatero, que al igual que al resto de 65 acusados se le atribuye delito continuado de apropiación indebida y administración desleal, ha precisado ante el tribunal que él se dedicó a hacer "lo que de verdad sabía" que era acercar las universidades a la caja.

"Esto me llevó un enorme trabajo de relaciones sociales y es para ello para lo que utilicé la tarjeta", ha dicho ante el tribunal de la Sección Cuarta de la Sala de Lo Penal presidido por Ángela Murillo.

"HE DADO DOCE VECES MÁS DE LO QUE RECIBÍ"

"Si Bankia hubiera actuado lealmente conmigo, cuando aparece la información con la famosa página Excel, lo lógico es que me hubieran llamado y me hubiera dicho que no cuadran las cifras y que por qué no lo devolvía -ha señalado-. A mí nunca me han pedido que reintegrara ni un solo gasto. Ofrecí las facturas a la caja y nadie quería hablar de estos gastos y he estado durante dos años con un juicio paralelo sin poderlo demostrar". Virgilio Zapatero se enfrenta a una pena de seis meses y un año de prisión.

El exministro socialista ha dicho que lo más "doloroso" para él ha sido que se diga que ha causado un daño a la entidad extinta y Bankia y ha recordado en varias ocasiones durante su turno de palabra que renunció a varios derechos como el seguro de vida rescatable o retribuciones variables.

"A los 70 años manchar toda una vida por 19.000 euros es una tontería", ha apostillado defendiendo así su desconocimiento sobre la práctica de las tarjetas.

También se ha referido a su salida de la entidad nacionalizada que estuvo discutiendo con el actual presidente José Ignacio Goirigolzarri y al que le dijo que no quería saber "absolutamente nada de ningún derecho" que le correspondiera en calidad de exvicepresidente de la caja.

"Yo en total a Bankia le he dado 234.000 euros que me correspondía a mi y Bankia me reclama 19.200 euros. He dado doce veces más de lo que recibí. Conmigo se ha comportado deslealmente e injustamente", ha sentenciado.

DEVOLUCIÓN DE CANTIDADES

El acusado ha dicho que para marcharse "tranquilo a casa" y cerrar esa etapa "tan triste" de su vida sumó las facturas que él mismo guardaba de los gastos efectuados con la Visa y consignó un total de 11.157 euros en la cuenta de Caja Madrid. Posteriormente hizo un segundo ingreso de 16.697 euros entregando una cantidad total de 27.980 euros.

A preguntas de las partes en esta octava sesión de juicio --sexta dedicada a la ronda de interrogatorios-- Virgilio Zapatero ha recalcado que su declaración de la renta es "sota, caballo y rey" que "no hay ni trampa ni cartón" y ha reconocido ante el tribunal que sólo una vez se equivocó al cargar a su 'black' un gasto personal, si bien lo solventó de inmediato cuando se dio cuenta de "error garrafal" que le provocó un "disgusto enorme".