MADRID, 12 Sep. (EUROPA PRESS) -
El ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, desvela en su libro 'España amenazada' que Rodrigo Rato accedió a la presidencia de Caja Madrid en enero de 2010 tras una negociación política de año y medio y, en especial, tras una "dura batalla interna dentro del PP", y llega a cuestionar su preparación al frente de la entidad financiera.
En el libro relata que el nombramiento de Rato contó con el pacto de todo el espectro político (PP, PSOE e IU), más sindicatos y organizaciones empresariales, nombramiento que el ministro cuestiona abiertamente: "¿Algún banquero o gestor acreditado? Ni por asomo". En este punto, desvela que fue el propio Rato quien pidió el puesto a Rajoy y que este debió considerar la capacidad de quien pilotó la política económica "con éxito reconocido" durante los gobiernos de José María Aznar, por lo que añade que "no tenía por qué ser un mal banquero".
De Guindos llega incluso a poner en duda la preparación de Rato como director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI). Así, recuerda que en el verano de 2007 llamó al entonces máximo responsable del FMI para decirle que no le gustaba el devenir de la economía mundial y que éste, en cambio, no parecía tan preocupado.
"Rato no es economista, ha sido sobre todo un político (...). No me quedé muy tranquilo después de la conversación", zanja el ministro, tras calificar después como "muy decepcionante" su salida del FMI antes de cumplirse su mandato y después del "triunfo" que el mismo supuso para la diplomacia española.
Sobre Bankia, De Guindos asegura en su libro que los dos mayores "errores" en torno a la entidad fue, primero, la fusión de Caja Madrid con Bancaja ("se miraba aquella fusión como la suma de dos manzanas podridas de las que no se podía esperar nada bueno") y, después, la salida a Bolsa de la nueva entidad, objetivo para el que asegura que se "forzaron voluntades" y no se tuvieron en cuenta los fundamentos económicos.
En este punto, De Guindos cuenta que comió con Rato un día después de la fusión y que le trasladó que se estaban equivocando, a lo que Rato le contestó que la entidad necesitaba ganar tamaño para mejorar el balance y que todas las cajas se estaban fusionando en los famosos SIP (Sistema Institucional de Protección), de los que el propio ministro recuerda que fueron "rebautizados en clave de humor negro como RIP".
DIMISIÓN DE RATO
El ministro hace un relato pormenorizado de la situación de Bankia y su nacionalización y asegura que en aquellos años era el "principal problema financiero de España" y, a su vez, España se percibía como el "gran problema" para la zona euro. A medida que se producían los acontecimientos en torno a la entidad, subraya, Rato se dio cuenta de que no podía presidir una entidad nacionalizada por un Gobierno del PP.
"No tenía un pase. Esta fue la verdadera razón de que presentara su dimisión, curiosamente a Rajoy, en lugar de hacerlo ante el Banco de España", reitera de Guindos, tras preguntarse si un político puede presidir un banco. "La condición es que lo dirija como tal, y Rato no lo entendió así. Tardó tiempo en darse cuenta de que debía profesionalizar la gestión de la entidad", indica.
Sobre Bankia, también afirma que Fernández Ordóñez fue una "figura clave" en los acontecimientos de la entidad financiera y desvela que en algún momento incluso lanzó un "salvavidas" a Rato con la oferta de dejarle como presidente sin funciones ejecutivas, con un consejero delegado con plenos poderes. Goirigolzarri era el candidato, indica De Guindos, "pero no aceptó el juego".
FUSIÓN CON LA CAIXA
También relata cómo durante los primeros meses de 2012, Rato fue a verle a su despacho unas quince veces, la mitad de ellas solo, y en una de esas ocasiones le informó del frustrado proyecto de fusión con La Caixa. El acuerdo, explica, consistía en que Isidro Fainé presidiera la entidad resultante hasta la jubilación y después Rato pasaría a ser el primer banquero de España. También le planteó una fusión con Liberbank y Unicaja, que tampoco salió adelante.
En relación con la situación financiera de Bankia, De Guindos cuenta que el domingo 6 de mayo de 2012 y a petición de Rato reunió a Emilio Botín (Banco Santander), Francisco González (BBVA), Isidro Fainé (La Caixa) y al propio Rato (Bankia) en el Ministerio para hablar de la entidad madrileña. A lo largo de dos horas, relata que Rato explicó su plan (pedir 7.000 millones de euros para la entidad) y escuchó las intervenciones de los banqueros, la más dura, la de González, que fue apoyada por Botín, ante un Fainé "tibio", y que no convenció al ministro, que trasladó a Rato la necesidad de nacionalizar la entidad.
Sobre el escándalo de las 'tarjetas black', el ministro dice que en cuanto Goirigolzarri le trasladó el problema nunca tuvo un "dilema moral" al respecto, y añade que los casi seis meses que transcurrieron entre el envío del caso a la Fiscalía y la decisión del juez fueron de un "ruido político enorme". "Digamos que las balas me silbaban muy cerca", indica De Guindos, tras admitir que tuvo "alguna inquietud y situación tensa" en aquellos días, pese a contar con el "respaldo" del presidente del Gobierno.
Por otro lado, afirma que la situación de Bankia precipitó la salida de Miguel Ángel Fernández Ordóñez del Banco de España antes de que cumpliera su mandato, tras constatar el Gobierno que la situación era "insostenible", como también le trasladó a De Guindos el propio Emilio Botín. El elegido fue Luis María Linde, que tenía también el apoyo de Montoro, a pesar de que Rajoy había puesto otro nombre encima de la mesa. "El presidente aceptó nuestro criterio. Argumentamos que era mejor nombrar a alguien que provenía del propio Banco de España", afirma.
RESCATE BANCARIO
Sobre el sector financiero en general, De Guindos defiende que España tuvo que negociar con los socios europeos un programa de asistencia bancaria "a contrarreloj" porque, si no ponía un "cortafuegos", España se veía abocada al "rescate completo". En este sentido, asegura que el 9 de junio de 2012 (el día que se negoció con los socios europeos el rescate bancario) lo tiene marcado en el calendario como "el día más trascendente" de los que ha vivido como ministro de Economía.
"Mi preocupación era dejar bien claro que no era un rescate completo a España, sino un programa de asistencia financiera, destinado exclusivamente a los bancos", relata De Guindos, tras afirmar que contó con dos "oponentes inoportunos": el ministro conservador holandés y su colega socialista finlandesa.
Así, el ministro afirma que no podía tolerar que a España le dirigiera la política económica la 'troika' y trasladó al resto de países que si era lo que querían, que fueran preparando medio billón de euros para España, a lo que seguirían en breve 700.000 millones para Italia. "Si España entraba en un rescate completo, el proyecto del euro saltaba por los aires. La amenaza quedó bastante clara. 'Too big to fail", afirma.