MADRID, 4 Ago. (EUROPA PRESS) -
Los inversores no residentes y las familias controlaban conjuntamente a cierre del año pasado dos tercios de las acciones españolas, según datos publicados por Bolsas y Mercados Españoles (BME) este jueves.
En concreto, los inversores internacionales tenían bajo su control a cierre de 2021 el 48,8% de las acciones nacionales, 1,1 puntos porcentuales más que el año anterior, con lo que se mantienen como el primer grupo en la propiedad de las cotizadas españolas. Las familias, por su parte, poseen el 17,1%, mismo porcentaje que en el ejercicio anterior.
En lo que va de siglo, los inversores internacionales han incrementado en más de 14,5 puntos porcentuales su peso en la bolsa española.
BME ha explicado que la mayor internacionalización de las compañías españolas, en especial de las cotizadas, es uno de los factores que explican este crecimiento.
Además, los inversores no residentes muestran una clara preferencia por las compañías cotizadas, ya que, según datos publicados por el Banco de España, los inversores no residentes apenas controlan el 24% de las compañías no cotizadas.
Entre los inversores internacionales, predominan los inversores institucionales: gestoras de fondos de inversión y de pensiones, fondos soberanos, compañías de seguros, fondos de capital riesgo o 'private equity' e incluso bancos de inversión e intermediarios que mantienen carteras de acciones.
BME ha añadido que la fuerte presencia de inversores internacionales y la importancia del mercado bursátil para dotar de una valoración eficiente a estas participaciones y proporcionar la liquidez adecuada "deberían ser argumentos de peso contra el Impuesto a las Transacciones Financieras (ITF)".
"Al no ser un impuesto consensuado con la Unión Europea (UE), el mercado bursátil español y por ende las principales empresas españolas cotizadas están siendo injustamente penalizadas como alternativa de inversión frente a otras empresas competidoras radicadas en otros mercados europeos o no", indica el informe.
La participación de las familias en las cotizadas españolas se mantiene estable en el 17,1%, muy lejos del máximo histórico del 33,6% alcanzado en 1999, con lo que continúa la tendencia a la baja que se registra también en el resto de Europa, donde la participación de los inversores minoristas ha sido tradicionalmente inferior que en España.
El aumento de la actividad minorista detectado en los mercados de Estados Unidos y, en menor medida, de Europa tras el comienzo de la pandemia no tuvo continuidad en 2021, señala BME, principalmente debido a la toma de beneficios tras la intensa recuperación bursátil.
El informe añade que entre las razones que explican la menor inversión directa en acciones de las familias españolas están la incapacidad de las sucesivas reformas de los mercados financieros y de valores europeos de incorporar a más inversores, la ausencia casi total de tramo minorista en las últimas salidas a Bolsa, el creciente peso de los fondos de inversión en las carteras de los inversores, el reducido rendimiento estos últimos años de sectores populares para los minoristas como la banca o las telecomunicaciones y el creciente interés de los inversores por los criptoactivos.
Por otro lado, las empresas no financieras controlan el 20,9% de las cotizadas españolas, una décima porcentual menos que un año antes, en tanto que las instituciones de inversión colectiva, seguros y otras instituciones financieras no bancarias elevan su peso hasta el 7%, frente al 6,4% anterior.
Las administraciones públicas poseen el 2,7%, dos décimas menos, y los bancos y cajas, un 3,5%. Este dato supone un crecimiento de ocho décimas porcentuales e implica el máximo desde 2015.