MADRID, 7 Dic. (EUROPA PRESS) -
El 44% de los inversores institucionales incrementará el año que viene sus asignaciones a infraestructuras y el 43%, a capital riesgo, según las conclusiones de una encuesta elaborada por Natixis Investment Managers.
Estas asignaciones alternativas son una táctica para mitigar el riesgo: dos tercios de los inversores institucionales sostienen que es probable que una cartera compuesta por un 60% de renta variable, un 20% de renta fija y un 20% de alternativas obtenga mejores resultados que las tradicionales carteras 60/40 --con un 60% de renta variable y un 40% de renta fija--.
La mitad de los inversores institucionales que mantienen bonos verdes en todo el mundo prevé incrementar sus inversiones, mientras que casi la misma cifra sostiene que mantendrá su asignación actual a estos activos.
Respecto a la renta variable, lo más probable es que el 41% de los inversores institucionales aumenten sus asignaciones a la renta variable estadounidense, seguido de un 33% que apostará por la renta variable de Asia-Pacífico y de mercados emergentes.
El 60% opina que las acciones de gran capitalización obtendrán mejores resultados que las de pequeña capitalización, especialmente en los sectores de atención sanitaria, energía y financiero.
Por el contrario, los sectores con más probabilidades de obtener peores resultados serán el de consumo discrecional y el inmobiliario, según el 42% y el 47% de los encuestados, respectivamente, ya que consideran que en 2023 seguirá habiendo subidas en los tipos y bajadas en los precios de la vivienda.
El número de inversores institucionales que mencionan la liquidez como uno de los principales riesgos para las carteras del próximo año casi se ha triplicado, al alcanzar el 36% desde el 13% de hace un año.
De momento, no se espera que la perspectiva macroeconómica suponga cambios drásticos en la estrategia de asignación, aunque el 53% de los encuestados están eliminando los activos de riesgo de sus carteras activamente con movimientos tácticos de asignación que revelan un cambio de orientación hacia la calidad en renta fija y estrategias alternativas en busca de rendimientos más altos, una rentabilidad estable y cobertura frente a riesgos a la baja.
El 85% considera que la economía global se encontrará inmersa en una recesión el año que viene, que el 54% cree necesaria para refrenar la inflación.
Los inversores institucionales consideran que unas políticas erróneas por parte de los bancos centrales constituyen una de las amenazas más graves para la economía, pero el 65% manifiesta que el riesgo de recesión no es tan grave como el de estanflación.
El 57% menciona la guerra como la principal amenaza económica global, una sensación que se hace más patente en Europa, donde lo menciona el 68%, al mismo tiempo que el deterioro en las relaciones entre Estados Unidos y China también se percibe como una grave amenaza y lo menciona el 47% de los inversores institucionales en Asia y el 53% en Estados Unidos.
Los inversores institucionales se muestran divididos en cuanto a la repercusión que tendrá la política sobre la evolución económica, con un 53% que anticipa un aterrizaje seguro y otro 47% que cree que será forzoso.