MADRID 13 Jul. (EUROPA PRESS) -
Mejorar la salud en España, desde la fecha actual al año 2040, supondría añadir 155.000 millones de euros al PIB del país, un incremento adicional del 11%, y 10,7 billones al PIB mundial, según estimaciones de Pablo Vázquez, asesor senior de McKinsey & Company.
"Alrededor de la mitad de ese crecimiento del PIB se debe a que contaríamos con una fuerza laboral más amplia y más sana; la otra mitad se debe a que personas mayores, con discapacidades o cuidadores informales podrían realizar tareas laborales y aumentaría la productividad de las personas afectadas por enfermedades crónicas", añade.
McKinsey & Company, que ha presentado un informe mundial sobre los beneficios de priorizar la salud después de la pandemia que analiza 200 países hasta 2040, señala que, si se llevaran a cabo tratamientos que hoy están ampliamente disponibles en el mundo, la carga de la enfermedad se reduciría globalmente en aproximadamente un 40% y en el caso específico de España, en un 32%.
Estos tratamientos, a su vez, generarían enormes beneficios en el mundo de cara a 2040, de modo que una persona de 65 años podría estar tan saludable como una de 55 actualmente; la mortalidad infantil se reduciría en un 65%, y 230 millones de personas más estarían vivas.
Para la firma, los beneficios globales de mejorar significativamente la salud son demasiado grandes como para ignorarlos: una oportunidad económica de 10,7 billones de euros, cientos de millones de vidas salvadas y un mayor bienestar mundial.
En ese contexto, los españoles disfrutarían de 19 días adicionales al año con buena salud y, por cada euro invertido en salud en el país, el retorno medio calculado sería de 1,5 euros.
La investigación realizada concluye, además, que el 70% de las ganancias que se pueden obtener por mejorar la salud tienen lugar antes de que el paciente busque cuidados médicos.
Tomar en cuenta los beneficios identificados en este informe significaría cambiar el gasto hacia la prevención dentro de los sistemas de salud y más allá.
CAMBIAR EL FOCO HACIA LA PREVENCIÓN
La prevención de enfermedades suele ser menos costosa que el tratamiento y reduce la necesidad de un tratamiento más costoso en el futuro, lo que hace esta inversión mucho más rentable.
Sin embargo, avisa de que dirigir este gasto adicional en el sistema sanitario hacia prevención requiere de cambios sustanciales en dónde y cómo se ofrece la atención médica, así como dirigir parte de esos fondos a grupos y colectivos que ayuden a las personas a crecer, trabajar y envejecer de manera saludable.
A su vez, Pablo Vázquez señala que "entre los principales tratamientos que impactarían positivamente en una mejor salud en España están los medicamentos para prevenir enfermedades del corazón e infartos, medicamentos terapéuticos antiinfecciosos, y singularmente tratamientos para mejorar los hábitos de salud y prevenir la obesidad, especialmente entre los más jóvenes".
Para algunos países, especialmente economías emergentes, supone aumentar significativamente el acceso al sistema sanitario, y para todos los países requeriría cambiar comportamientos poco saludables y promover entornos y sociedades saludables.
Eso requeriría cambios drásticos que se extiendan más allá de lo que generalmente se considera que es la atención médica.
El informe del McKinsey Global Institute explora lo que se necesitaría para mejorar la salud de la población mundial y cuán grandes serían los beneficios económicos y sociales si las muertes prematuras y las discapacidades pudieran reducirse, y los trabajadores sufrieran menos problemas de salud evitables.
El informe incluye recomendaciones específicas para gobiernos, empresas, proveedores de atención médica y otros actores del sistema en cuatro áreas clave: la inversión en salud como parte de toda política económica y social; mantener la salud en la agenda de todos promoviendo lugares de trabajo saludables e inclusivos con un enfoque en los trabajadores de más edad y las personas con discapacidad; transformar los sistemas de atención sanitaria generando una conexión más estrecha entre los profesionales sanitaros y sus pacientes a través de canales digitales (cómo ha ocurrido con éxito en muchos lugares durante crisis); y multiplicar por dos toda la innovación en el área terapéutica.
En el caso de España, por ejemplo, se podría reducir potencialmente en un 34% la falta de salud a través de una intervención terapéutica adecuada.
La pandemia de la Covid-19 ha sido un recordatorio desagradable de cuánto importa la salud para las personas, la sociedad y la economía en su conjunto, además de poner de manifiesto debilidades profundas tanto en los sistemas sanitarios y la salud de las personas, como en las estructuras sociales y económicas que los sostienen.
Las primeras estimaciones sugieren que la pandemia y sus efectos podrían llevar a una caída del 3 al 8% del PIB mundial en 2020. Sin embargo, cada año, la falta de salud evitable reduce el PIB mundial en un 15%, recuerda McKinsey.
"A medida que los países vuelven a imaginar cómo debe ser la sanidad del futuro y reconstruyen sus economías, se les presenta una oportunidad única para, no solo restaurar el pasado, sino para avanzar decisivamente en mejoras significativas de la salud de su población", señala la Dra.
Angela Spatharou, socia de McKinsey & Company, responsable de dirigir algunos de los programas más grandes de transformación de la salud en España y Reino Unido.