BRUSELAS, 10 Oct. (EUROPA PRESS) -
El embrión de presupuesto de la eurozona que los ministros de Economía de la moneda única (Eurogrupo) pactaron en la madrugada de este jueves reservará como máximo un 20% de sus fondos a ayudar a los países a enfrentarse a una situación de crisis específica financiando una serie de reformas e inversiones.
El 80% restante de los fondos será asignado a los Diecinueve en función de su población y teniendo en cuenta el PIB per cápita de cada socio, independientemente de la situación económica de cada uno. No obstante, ninguno podrá recibir menos del 70% de lo aportado.
Este presupuesto de la zona euro estará enmarcado en el Marco Financiero Plurianual (MFP) de la UE para el periodo 2021-2027 y, a falta de que los Veintiocho cierren las negociaciones al respecto, se calcula que tendrá un tamaño de unos 17.000 millones de euros para todo el periodo. Por lo tanto, la parte dedicada a responder a situaciones de crisis no superará los 3.400 millones de euros.
En general, el Presupuesto para la Competitividad y la Convergencia (BICC, por sus siglas en inglés) servirá para ayudar a los países del euro a poner en marcha reformas estructurales e inversiones que sigan las recomendaciones del Semestre Europeo y que deben ser aprobadas previamente por la Comisión Europea.
Las capitales tendrán que aportar el 25% de los fondos que requiera cada proyecto, pero este porcentaje podrá ser reducido a la mitad (el 12,5%) en el caso de "circunstancias económicas severas".
Esta modulación contaba con la oposición de los países más reacios a poner en marcha esta herramienta, como Países Bajos. La solución de consenso se basa finalmente en que el presupuesto del euro no aportará el dinero que dejará de sumar el país que se enfrente a la situación de crisis, sino disminuirá el dinero total dedicado a financiar el proyecto.
Tanto el colchón para momentos delicados y la modulación en la tasa de cofinanciación nacional eran dos elementos defendidos por España para dotar a esta herramienta de cierto carácter estabilizador, a la espera de que evolucione el debate sobre un seguro de desempleo europeo con un verdadero componente contracíclico.
El Gobierno español también se ha mostrado abierto a que los socios de la moneda única aporten fondos adicionales al montante inicial si el BICC era lo suficientemente ambicioso, pero esta posibilidad ha quedado en el aire a la espera de conocer la opinión al respecto de los servicios legales del Consejo de la UE.
"Hace solo dos años, la capacidad fiscal para el euro era solo una cuestión puramente académica. Anoche, tras 11 hora de negociaciones, lo convertimos en una realidad en forma de instrumento presupuestario para la eurozona", ha destacado el presidente del Eurogrupo, Mário Centeno, en una rueda de prensa.
El comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Pierre Moscovici, ha insistido en que el instrumento presupuestario de la eurozona pactado este jueves "no es el último paso" en el "largo viaje" hacia un presupuesto de la eurozona. "Considero que es un importante primer paso y no sólo uno simbólico", ha dicho, para después enfatizar que la zona euro "puede y debe ir más lejos".
Con una postura similar, la ministra de Economía y Empresa, Nadia Calviño, ha afirmado que se trata de un "punto de partida" y "no de llegada", al tiempo que ha destacado que el instrumento pactado es un "embrión" de otro que podría tener un mayor impacto.
En cualquier caso, la española ha destacado que los parámetros generales acordados por el Eurogrupo "responden plenamente a los objetivos que se había marcado" el Gobierno en esta negociación por incluir elementos de estabilización del ciclo y principio de solidaridad en la asignación de los fondos entre los países.
También ha celebrado el acuerdo el francés Bruno Le Maire, para quien se trata de "un paso importante en la buena dirección" y ha asegurado que, aunque queda "mucho por hacer", los socios del euro deben estar "orgullosos" del acuerdo alcanzado tras las "difíciles" discusiones.