El viaje coincide con la caída del Gobierno de Francia, principal escollo para su ratificación en la UE
BRUSELAS, 5 (EUROPA PRESS)
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el nuevo comisario de Comercio, Maros Sefcovic, viajan este jueves a Montevideo para dar un último impulso que permita cerrar el acuerdo comercial con los países de Mercosur tras 25 años de negociaciones y un primer acuerdo frustrado en 2019.
El Ejecutivo comunitario ha evitado confirmar el viaje hasta que Von der Leyen aterrizó a primera hora de este jueves en la región del Cono Sur, a pesar de que el encuentro trascendió a los medios locales la víspera y de que una reunión entre la conservadora alemana y el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, aparecía ya en la agenda oficial de éste desde horas antes.
"Aterrizaje en América Latina, la meta del acuerdo UE-Mercosur está a la vista. Vamos a trabajar y vamos a cruzarlo", ha escrito Von der Leyen en un breve mensaje difundido en redes sociales en el que no da más detalles sobre los contactos previstos. Fuentes comunitarias han precisado que la jefa del Ejecutivo comunitario se encuentra en una escala en Sao Paulo (Brasil) y que en las próximas horas llegará a Montevideo, en donde se celebra este jueves y viernes la Cumbre de países de Mercosur.
El viaje de Von der Leyen, tras semanas de intensas negociaciones a nivel técnico y el secretismo sobre sus avances, coincide además con la crisis política en Francia, que ha asumido la batalla dentro de la UE contra el acuerdo comercial y que afronta la caída de su Gobierno tras la moción de censura perdida por Michel Barnier el miércoles.
La jefa del Ejecutivo comunitario defiende que el acuerdo es una "oportunidad para crear un mercado de 700 millones de personas" y "la mayor asociación comercial y de inversión que el mundo haya visto jamás"; al tiempo que ha subrayado que "ambas regiones se beneficiarán".
Según ha indicado el portavoz comunitario de Comercio, Olof Gill, Von der Leyen y Sefcovic se reunirán con sus homólogos políticos y trabajarán duramente para encontrar compromisos finales para un acuerdo de asociación UE-Mercosur innovador".
La pasada semana, los equipos negociadores de la Comisión Europea y Mercosur se reunieron durante varios días en Brasilia en una "última ronda técnica" antes de intentar elevar la negociación a nivel político para sellar el pacto antes de que acabe el año. Bruselas, que habla en nombre de los 27 en materia comercial, está determinado a cerrar el acuerdo en base al mandato negociador que recibió en el pasado del bloque y a pesar del rechazo expresado públicamente por Francia y las reservas de otros como Irlanda y Polonia. España y Francia, por su parte, son los principales valedores que urgen a concluir las negociaciones.
En esta última fase, el Ejecutivo comunitario centró las conversaciones en reforzar las salvaguardas medioambientales para afianzar el compromiso de los países del Cono Sur con el acuerdo climático de París y también responder a las preocupaciones de los agricultores europeos que reclaman cláusulas espejo para que los productores del Mercosur que quieran exportar al mercado único se sometan a los mismos estándares que los europeos.
Sin embargo, Francia ha dejado claro públicamente que considera "inaceptable" el acuerdo en los términos en que se presenta actualmente y busca apoyos entre sus socios en la UE para formar una minoría de bloqueo que pudiera frenar la ratificación de un eventual pacto.
Con todo, el Ejecutivo comunitario tiene mandato adoptado por los 27, incluido Francia, y quiere agotar la negociación para cerrar un acuerdo del que aún no ha aclarado cuál será su base legal y, por tanto, si necesitaría la adopción de los parlamentos nacionales o no.
Pese a que el acuerdo lleva más de dos décadas sobre la mesa de negociación, sigue siendo una incógnita cuál será la base legal del Tratado con la que Bruselas sopesa presentar el pacto a los gobiernos europeos. Sin embargo, se da por hecho que trabaja en un acuerdo comercial de competencia europea que no requiera de la ratificación de los 27 parlamentos nacionales para evitar posibles vetos o nuevos retrasos, aunque en todo caso necesitará el apoyo por mayoría cualificada del bloque en el Consejo.