MADRID, 30 Nov. (EUROPA PRESS) -
Los imprevistos son situaciones repentinas, que aparecen por sorpresa en nuestras vidas y que generalmente nos ocasionan un inconveniente. No olvidemos que, según la acepción, que te toque la lotería también sería un imprevisto, aunque mucho menos amargo.
Además, cuando hablamos de imprevistos nos solemos centrar en aquellos de carácter económico: una cadena de distribución del coche que se rompe, una visita al dentista que, además de dolorosa, resulta ser más cara de lo planeada, llevar tu mascota al veterinario una tubería que se rompe... La vida está llena de sorpresas, tanto negativas como positivas, pero mientras que las positivas podemos dejar que fluyan y simplemente disfrutarlas, conviene que nos preparemos para las negativas y así poder minimizar sus efectos. No tiene por qué ocurrir nada malo, pero es mejor estar preparado y no necesitarlo que necesitarlo y no estar preparado.
Prever lo imprevisible
Nos gusta pensar que los imprevistos vienen de la nada y, aunque es nuestra primera impresión, esto no siempre es así. Normalmente hay pequeñas señales a las que no prestamos atención o preferimos ignorar.
Si empezamos a notar pequeñas señales en el coche o vemos que hemos hecho mucho kilometraje, conviene que nos vayamos preparando para un posible "imprevisto" en forma de cambiar las ruedas, pastillas de freno o la batería. Si el ventilador del ordenador empieza a hacer ruido o algún píxel de la televisión comienza a fallar, podemos empezar a pensar que, quizás, en menos de un año haya que repararlo o renovarlo. Hay que estar atento a esas pequeñas señales, porque darse cuenta puede ser la diferencia entre que el gasto te deje con los bolsillos vacíos o te permita un respiro.
Contar con un seguro adecuado
Ya sea del hogar, del coche, de mascota o de lo que tu prefieras, un seguro es una garantía de que, si las cosas van mal, vas a tener un apoyo y una red de seguridad. Es verdad que un seguro es algo que hay que pagar periódicamente, pero es un gasto con el que ya cuentas en el presupuesto mensual o anual, una pequeña cuota que vas pagando para, en el caso de que venga un imprevisto importante, no tengas que pagar grandes cantidades de dinero de golpe y de forma inesperada. Algunas opciones como los seguros de Verti no causan un gran perjuicio a la economía personal o familiar, pues ya entra dentro de los gastos fijos.
Una inundación, un incendio, aunque sea pequeño o un robo puede suponer un grave inconveniente y desequilibrar por completo tu presupuesto, sobre todo por el hecho de no estar previsto y poder aparecer en cualquier momento. Muchos de ellos, además, incluyen gastos fijos. Es el caso de los seguros del hogar que pueden llegar a incluir pequeñas reparaciones del hogar o incluso de electrodomésticos, si los daños son causados por una subida de tensión, por ejemplo.
En resumidas cuentas, un seguro es más una inversión que un gasto. Por no hablar de la seguridad que es también el contar con profesionales que puedan ayudar a solucionar los problemas, en lugar de tener que buscar uno por tu cuenta en el momento más inoportuno.
Tener un fondo de emergencia para imprevistos
Algo que deberíamos aprender desde pequeños es el concepto de "fondo de emergencia". La idea va más allá del hecho de ahorrar un poco de dinero por si vienen las “vacas flacas”.
Se trata de destinar una cantidad de dinero todos los meses a posibles imprevistos. Se diferencia del ahorro por el hecho de que el fondo de emergencia es un gasto fijo que nos proponemos separar mes a mes y no tocar, para que, en el momento en el que tengamos que hacer un gasto inesperado, podamos recurrir a él.
Se diferencia también del seguro en que, lo que tienes es lo que tienes, y no puedes gastar más. En cambio, con un seguro, se garantiza la reparación si lo incluye tu póliza, independientemente del dinero que hayas pagado.
Gastos mensuales innecesarios
Todos tenemos unos gastos ineludibles, pero ¿realmente todos los gastos que tenemos son necesarios? Por supuesto, no hablamos de ahorrar, no tomándonos ese café diario, esa cena ocasional o ir semanalmente al cine u otros gastos que hacen que tu vida sea mejor y la disfrutes.
Pero ¿es necesario que pagues una cuota a unas clases o un gimnasio que no usas? ¿Y el botellín de agua diario en la oficina o gimnasio?
¿No sería mejor, y más beneficioso para el medio ambiente un envase rellenable? ¿Usas todos los servicios de streaming que tienes contratados? Una revisión honesta a tus gastos y su uso real, puede hacerte ahorrar una nada despreciable cantidad de dinero.
En resumen, un imprevisto o un gasto extraordinario nunca va a ser algo agradable, pero la previsión y el estar atento a las señales, evitando las decisiones a corto plazo, van a ser la diferencia entre que llevemos este gasto de peor o de mejor manera.