En España, los riesgos de recesión son bastante reducidos
MADRID, 11 May. (EDIZIONES) -
La economía es cíclica, por lo que todos los ciclos económicos acaban terminando en una recesión, y en tiempos de bonanza, más de diez años después del inicio de la última crisis económica, la pregunta obvia es cuándo podemos esperar la próxima, especialmente en el entorno de "elevada incertidumbre e importantes riesgos" derivados de la guerra comercial entre China y Estados Unidos.
El Banco de España advertía este jueves de que la economía mundial afronta el año 2019 en una "clara fase de desaceleración", de en torno a tres décimas hasta un crecimiento del 3,3%. Por ahora, la economía española ha demostrado ser muy resistente a la desaceleración de Europa, ya que el PIB del país se expandió un 2,6% en 2018, según los datos del INE, más del doble del nivel de la Eurozona en su conjunto.
"En España hay varias señales de agotamiento del crecimiento, pero no están todavía las típicas señales de final de ciclo", señala el economista jefe para España en BBVA Research, Miguel Cardoso, en una entrevista con Europa Press. "Se está viendo una desaceleración que pensamos que va a continuar, pero los riesgos de recesión son bastante reducidos a nivel local. Otra cosa es que el entorno internacional lleve a una recesión en España, que sí que podría suceder", ha reconocido el experto.
"El ritmo de crecimiento mundial se desacelera, pero aún no hay un horizonte de crisis", sostiene el profesor de economía de la Universidad Europea, César Lajud. La buena marcha de la economía china, que es una "locomotora" mundial, es un indicador interesante de que el consumo seguirá creciendo a nivel global, por lo que este experto, en declaraciones a Europa Press, negó que el futuro próximo sea "ni tan gris ni tan negro": "acabamos de salir de la crisis".
Cuando se agota el ciclo económico y la economía local deja de crecer se detectan síntomas de agotamiento como la escasez de mano de obra cualificada, el aumento de precios para hacer frente a una menor demanda, el deterioro de la balanza por cuenta corriente y un mayor endeudamiento, entre otros, que por ahora España no está experimentando.
En este sentido, los índices agregados en el corto plazo indican que España es la única economía en la que el crecimiento sigue siendo lateral en lugar de mostrar deterioro, según el escenario económico descrito por la economista política de Aberdeen Standard Investments, Stephanie Kelly, que plantea que la economía española "dispone todavía de suficiente capacidad de producción y hay margen para que continúe el crecimiento no inflacionista".
Esta relativa resistencia de la economía española refleja varios factores, como una menor sensibilidad a una desaceleración global de la industria por el menor tamaño de este sector y al menor peso de la exportación en su PIB. Asimismo, la tasa de ahorro en España ha ido disminuyendo, al contrario de lo que ha ocurrido con el resto de la Eurozona, donde ha aumentado en su conjunto, lo que ha permitido a los consumidores españoles mantener el nivel de gasto.
INDICADORES FINANCIEROS
A pesar de la alarma de los últimos meses, no existe una correlación significativa entre una inversión de la curva de tipos y la rentabilidad futura de las bolsas. Sin embargo, según el Banco de la Reserva Federal de San Francisco, durante los últimos 60 años, todas las recesiones en EE.UU. estuvieron precedidas por una curva de tipos invertida, con un retraso de entre seis y 24 meses entre el evento de inversión y la recesión.
"Es difícil pensar que lo que esos números indicaban antes, sea lo mismo que están indicando de nuevo, es decir, que vayamos a una recesión", señala Miguel Cardoso. En las anteriores ocasiones, la curva de tipos se daba la vuelta en niveles muy elevados de tipos de interés y se veía que el coste por intereses para las empresas frenaría la capacidad de inversión hacia delante, pero actualmente esta inversión de la curva se atribuye más a la incertidumbre global y el bajo crecimiento, explica Cardoso.
A pesar de ello, los modelos de BBVA Research que monitorizan el riesgo de recesión estadounidense en el pasado mes de marzo indicaron una probabilidad de recesión de más del 50% en los próximos 24 meses. No obstante, calificaron de "sólidos" los fundamentos económicos para los hogares y las entidades financieras, mientras que percibieron un mayor estrés financiero en el extranjero, siendo las deudas hipotecarias y comerciales las principales alertas.
CÓMO AFECTA LA GUERRA COMERCIAL
El comercio mundial se contrajo cerca de un 1% en el cuarto trimestre de 2018 y el Banco de España espera que crezca poco más del 3% en 2019, menos que el año pasado y por debajo del PIB global, por los efectos derivados del aumento de aranceles por parte de Estados Unidos a China, cuyo conflicto comercial está en puntos de máxima tensión.
A nivel conjunto, el empeoramiento de las importaciones también se atribuye a que se han agotado ya las ganancias de la globalización y, sobre todo, a que se está desacelerando la economía china, que ha apostado por reducir el nivel de deuda de sus empresas, lo que frena el crecimiento de su demanda interna, tal y como explican desde BBVA Research.
El hecho de que China haya cambiado su modelo económico y busque reducir el peso de su sector exportador y también se esté reduciendo el peso de su demanda interna afecta a la demanda de bienes y servicios europeos, con el consecuente debilitamiento de las exportaciones de Alemania y también de España, que es parte de la cadena de valor.
"El Gobierno chino es ahora más proactivo, ha elevado sus objetivos de déficit y tiene la intención de hacer una política monetaria más expansiva, por lo que es probable que el crecimiento sí que se sostenga y esté apoyado por una mayor demanda de los emergentes", ha subrayado Cardoso, que sostiene que su política expansiva conseguirá mantener el crecimiento.