MADRID, 27 May. (EUROPA PRESS) -
La industria de reuniones ha dejado en 2022 en España un gasto de 10.435 millones de euros y se prevé alcanzar un volumen por encima de los 12.100 millones en 2023, según datos de la firma de consultoría Braintrust, que cifra en unos 335 euros el gasto medio diario del viajero de reuniones, el triple de lo que genera un turista vacacional.
El impacto positivo de la industria de negocios y reuniones es muy importante para las economías nacionales, ya que mueve mucho negocio, desestacionaliza la demanda, consume escasos recursos, promueve empleo, y deja mucha riqueza y legado en los destinos y comunidades.
La industria de reuniones movió en España en 2022 un negocio cercano a los 10.435 millones de euros, casi duplicando las cifras obtenidas el año anterior. Y las previsiones son muy positivas para este año 2023 en el que se espera que el volumen de negocio se eleve hasta los 12.100 millones de euros.
El 2022 ha sido el año de la recuperación del turismo. Si bien es cierto que, según datos del Consejo Mundial del Viaje y el Turismo (WTTC), el turismo mundial se situaba aún en un 63% de recuperación respecto a los niveles de 2019, las principales potencias turísticas a nivel receptivo tuvieron un comportamiento notablemente superior a esa media global.
Tras la pandemia, el turismo vacacional ha vuelto con fuerzas, pero donde se ha notado más especialmente la recuperación es en la industria de reuniones y eventos, que ha registrado un año 2022 con una recuperación muy notable y con perspectivas muy optimistas para 2023.
Según datos del Spain Convention Bureau, la red de entidades locales que agrupa en la actualidad a 63 destinos de congresos en el seno de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), España cerró el pasado año una cifra de negocio en este sector cercana a los 10.435 millones de euros, lo que supone solo un 15% menos respecto a 2019 y prácticamente duplicar lo conseguido en 2021.
Tanto los datos existentes como los expertos del sector concluyen que las reuniones presenciales "han vuelto para quedarse" y que el componente híbrido o virtual permanecerá como una herramienta que mejore la conectividad, la sostenibilidad y permita complementar, mejorar y aportar valor a los eventos.
Prueba de ello es que, según el barómetro realizado por el Spain Convention Bureau, más del 80% de los encuentros volverán a celebrarse de forma presencial en 2023 y se prevé que la mitad de los espacios de reuniones tengan una ocupación superior al 75% de media anual.
Así las previsiones indican que en este 2023 se podrían rebasar los 12.100 millones de euros, rozando ya los niveles pre-pandemia, superando en la recuperación al viaje de negocios que adolece de una mayor ralentización, dado que no espera su recuperación hasta 2025 a nivel mundial.
SEGMENTACIÓN INTELIGENTE.
España es uno de los mejores países para organizar reuniones, por su alto nivel de experiencia entregada y flexibilidad, así como una relación calidad-precio razonable, comparado con otros destinos de tarifas más elevadas como Francia, Italia o Reino Unido.
Según los expertos, los mercados próximos a España suponen una oportunidad para captar más clientes de reuniones, pero para ello hay que poner en marcha una estrategia de segmentación inteligente. Y es que este mercado resulta muy interesante para la compañías, ya que el gasto medio diario del viajero de reuniones sube hasta los 335 euros, triplicando el gasto del turista vacacional.
El estudio realizado por la consultora Braintrust muestra que existen diferentes áreas de oportunidad para el desarrollo de reuniones en España, sobre todo en los mercados cercanos como Alemania, Reino Unido, Francia, Benelux, Italia y Portugal
El posicionamiento de España se puede considerar privilegiado en este segmento pero esta vuelta a la normalidad debe estar apoyada, según los expertos, en una transformación "lógica y necesaria" de la oferta para cumplir con las necesidades y propósitos de los organizadores.
Los expertos aseguran que los destinos deben tener en cuenta las nuevas necesidades de los clientes, tanto organizadores como asistentes, focalizadas por un lado en digitalización y tecnologías y por otro en una evolución clara en la experiencia hacia el ocio; nuevas localizaciones y enclaves para el evento además de otros elementos como la sostenibilidad o la profesionalidad del sector.
Adaptar la oferta a la nueva demanda existente pasa por llevar a cabo estrategias de segmentación avanzadas, "no solo por mercado de origen o por sectores de actividad, sino comprendiendo cuál es el público objetivo al que cada destino quiere dirigirse según sus fortalezas y capacidades para posteriormente analizar dónde se encuentra y cuál es la propuesta más adaptada a cada cliente, aumentando así las probabilidades de éxito y descartando segmentos o nichos de mercado que no encajan con la oferta del destino".
La evolución pasaría por tanto por el desarrollo de encuentros que generen una mayor conexión entre los asistentes a través de experiencias personalizadas, una mayor concienciación social tanto a nivel medioambiental como en accesibilidad y diversidad "además de generar experiencias locales, imprescindibles para fomentar la presencialidad, la pernoctación y elevar el gasto medio".