MADRID, 27 Ene. (EDIZIONES) -
Desde que Tsipras ganara las elecciones helenas el pasado domingo mucho se ha hablado y especulado sobre el escenario de negociación que se abre ahora entre Europa y Grecia. Uno de los posibles casos sobre el que más se ha especulado es la posible salida de Grecia del euro. Pero, ¿es real esta posibilidad? ¿Qué impacto tendría su salida de la moneda europea? Crédito y Caución lo analiza en profundidad.
INQUIETUD EN GRECIA
Las últimas elecciones griegas han generado inquietud por una posible salida del país heleno de la zona euro. Se espera que la nueva Administración griega busque reducir la austeridad y renegociar la deuda pública pendiente, ya sea prolongando su vencimiento o cancelando una parte considerable de la misma. Cabe prever un periodo de duras negociaciones pero, en opinión de Crédito y Caución, la probabilidad de que este escenario conduzca a una salida de Grecia del euro es baja.
LA SALIDA DEL EURO NO ES UNA OPCIÓN
La salida de Grecia del euro no es una opción para nadie. El partido vencedor en las elecciones griegas ha afirmado que abandonar la moneda única no se encuentra entre sus planes y las encuestas muestran que los votantes griegos tampoco lo desean. Por otro lado, los líderes de la Eurozona también desean que Grecia permanezca en el euro ante el temor a que su salida perjudique la estabilidad de la divisa y siente precedentes para otros países. Por lo tanto, el abandono del euro por parte de Grecia solo sería el resultado de múltiples errores durante las negociaciones.
¿QUÉ IMPACTO TENDRÍA SOBRE ESPAÑA?
El impacto de una salida de Grecia del euro sobre España sería limitado, pero es bastante incierto. En 2011 y 2012, muchos temían que una salida de Grecia provocase también la de otros miembros, como España y Portugal, pero en la actualidad el marco institucional de la Eurozona es mucho más sólido. La creación de una unión bancaria parcial, un fondo de emergencias permanente y unas mejores condiciones económicas en España y Portugal han atenuado el miedo al contagio.
Aún así, la salida de Grecia tendría un efecto negativo en las relaciones comerciales y financieras del resto de la eurozona. Las más afectadas serían las empresas extranjeras que exportan a Grecia, ya que sus precios podrían elevarse con la nueva divisa griega. Los activos o los pasivos griegos de entidades financieras extranjeras perderían valor, debido a la depreciación de la divisa.
¿QUÉ EFECTO TENDRÍA PARA GRECIA?
¿Cuál sería el efecto de la salida de Grecia sobre su propia economía? En la actualidad, la economía griega está en una situación mucho mejor que en 2010, cuando el país recibió el primer rescate, pero la salida del euro tendría graves repercusiones internas.
La economía se ha contraído un 25% desde 2008, pero se ha estabilizado en 2014 y se prevé que aumente un 1,9% en 2015. El Estado también ha logrado equilibrar gastos e ingresos, excluyendo los pagos de deuda. Sin embargo, los años de la crisis han dejado una tasa de desempleo del 27% y los bancos todavía dependen de la ayuda del Banco Central Europeo.
El efecto sobre Grecia sería hoy tan grave como lo hubiera sido hace cuatro años. Ante una salida del euro, Grecia impondría controles de capital sobre las disposiciones de efectivo en los cajeros y los pagos en euros, lo que alteraría gravemente las transacciones empresariales nacionales e internacionales. La congelación total podría prolongarse durante días y los controles de capital internacional durarían muchos meses.
Grecia introduciría una nueva divisa y todos los depósitos bancarios serían redenominados. La nueva divisa se depreciaría rápidamente, perdiendo quizás el 50% o más de su valor frente al euro, lo que elevaría el valor real de la deuda y los activos en otras divisas.
Estos cambios a su vez tendrían importantes consecuencias en las empresas, los hogares y la economía general. La economía nacional se contraería significativamente, lo que derivaría en la pérdida de ingresos para las empresas. Las empresas con una deuda sustancial en divisas y activos o ingresos en la divisa local, se enfrentarían a un importante deterioro de su solvencia.
El sector bancario podría colapsarse, ya que los bancos dependen en gran medida de la financiación extranjera, lo que significa que no podrían aportar fondos a las empresas ni a los hogares. El acceso a la financiación extranjera también estaría restringido debido a los controles de capital implementados, lo que podría derivar en problemas de liquidez de las empresas. Incluso las empresas que tengan la capacidad y estén dispuestas a pagar a acreedores internacionales, podrían verse impedidas por los controles de capital y una posible escasez de disponibilidad de divisas.
El efecto sobre la economía griega implica que todas las empresas se verían influidas, pero algunas más que otras. Las afectadas más negativamente serían las que importan una gran cantidad de sus productos y los venden internamente. Como resultado de la devaluación esperada de la nueva divisa, los costes de importación aumentarían significativamente.
Las empresas vinculadas o pertenecientes a grupos multinacionales parecen menos vulnerables. Lo mismo ocurre con las empresas griegas que no dependen de la importación de mercancías para sus negocios, sino que compran y venden sus productos y servicios en el mercado interno exclusivamente. Algunas empresas también podrían beneficiarse a medio y largo plazo de la depreciación de la divisa, aprovechándose de unos precios de exportación más bajos.
Los sectores más expuestos a la crisis de liquidez o a una brusca contracción de la actividad económica son la construcción, el comercio (en especial electrónica y ropa, que son artículos importados), los productos de lujo y el transporte.
A corto plazo, el turismo se vería afectado debido al alto grado de incertidumbre en la economía, pero una divisa griega mucho más barata podría estimular el aumento del turismo a medio y largo plazo. Los sectores de los productos de alimentación básicos, la agricultura y la energía son artículos de primera necesidad y, por tanto, deberían demostrar una mayor resistencia y soportar mejor la contracción de la demanda.