Madrid, 4 Feb. (EDIZIONES) -
Siempre se habla de los precios, de lo que suben o bajan, de lo cara que está la vida, de lo poco que se cobra para lo mucho que sube todo lo que compramos... Los medios de comunicación hablan de esto mismo pero con términos como inflación, desinflación, deflación, inflación negativa... Pero, ¿sabemos que significa el término inflación? ¿Y deflación?
¿QUÉ ES LA INFLACIÓN? ¿Y LA DEFLACIÓN?
Cuando hablamos de inflación nos referimos al aumento sostenido del nivel general de precios de la economía. Cuanto más aumenten los precios (es decir, exista inflación) será peor para el consumidor, ya que se reduce su capacidad de compra, porque con el mismo dinero podemos comprar menos bienes y servicios.
Cuando hay deflación ocurre lo contrario. La deflación (o inflación negativa) es un proceso generalizado y continuado de la caída del nivel de precios de los bienes y servicios. En principio, cabría pensar que cuanta más deflación exista mejor para la sociedad, porque con la misma cantidad de dinero podríamos comprar más cosas, pero si es fruto de una depresión del consumo, no tiene por qué resultar tan beneficiosa.
Tanto la inflación como la deflación tienden a autoalimentarse. Por ejemplo, en un entorno deflacionista los comerciantes tienen que vender aunque sea bajando los precios para cubrir parte de sus costes. Esto es porque los consumidores deciden no comprar hoy a sabiendas de que los precios seguirán bajando mañana, disminuyendo la demanda y en consecuencia los precios. Esta caída de la demanda provoca una espiral de caída de los precios denominado proceso deflacionista.
En el caso de la inflación ocurre lo contrario que cuando existe deflación. Los consumidores prefieren comprar lo antes posible los bienes de larga duración porque saben que mañana estarán más caros. Al aumentar la demanda los precios también lo hacen creándose un proceso inflacionista.
Existen otros términos como desinflación o estanflación que también se refieren al aumento o caída de los precios pero que no son tan utilizados como los anteriores.
La desinflación es una etapa económica en la que el crecimiento de los precios se reduce sin llegar a ser 0 ni a niveles por debajo de éste. La estanflación se produce cuando existe una situación de estancamiento de la economía y, a su vez, el ritmo de la inflación no cede.
DIFÍCIL ELECCIÓN
Si tuviéramos que decidir entre un escenario de inflación y otro de deflación, ¿por cuál nos decantaríamos? No elegiríamos ninguna de las dos. Un proceso inflacionista nos permite comprar menos con la misma cantidad de dinero, obviamente es algo negativo para la sociedad, que ve menguar su poder adquisitivo. Pero si se mueve en un entorno moderado (en torno al 2%) refleja cierta estabilidad y seguridad para los agentes económicos.
En el plano opuesto está la deflación, que puede ser tan negativa o más que la inflación, ya que una caída de precios continuada puede arrastrar a toda la economía hacia una recesión y a unas tasas de desempleo elevadas. Se puede producir una situación de la que resulte difícil salir.
En definitiva, lo realmente importante es mantener la estabilidad de precios. Ésta se produce cuando el dinero mantiene su valor a lo largo del tiempo y permite tomar decisiones de ahorro. Por ejemplo, imagina cómo te sentirías si has conseguido ahorrar 5 euros para comprarte un libro y cuando llegas a la tienda cuesta 7 euros, y cuando vuelves con 7 euros el dependiente te dice que cuesta 9 euros... Se produciría un proceso inflacionista que no beneficiaría a la demanda.
A lo largo de la historia se han producido numerosos procesos superinflacionistas en los diferentes continentes. En los años 20 el caso más destacado fue el de Alemania. El turno de Latinoamérica fue entre los años 70 y 80. Países como Brasil, Chile o Perú se vieron afectados por este proceso, pero no llegó a alcanzar tasas extremas como ocurrió con Alemania. En los 90 Serbia sufrió uno de los períodos más inflacionistas de la historia.
Zimbaue es el país que desde principios del siglo XXI sufre este fenómeno. ¿Qué opinarías si cada día se duplicase el precio del pan, la leche o cualquier otro bien de primera necesidad? Pues bien, esto es lo que ocurría en este país, donde los ceros no paraban de acumularse en los precios.
El propio país llegó a imprimir un billete de 50.000 millones para su economía. En 2009, viendo la difícil situación económica el país dejó de imprimir su moneda, dando prioridad al uso de moneda extranjera (dólares americanos y rand de sudáfrica).
Lo cierto es que la estabilidad de precios estimula el crecimiento económico y el empleo, porque facilita la comparación de los precios y disminuye el coste de los préstamos. Esta estabilidad económica es el objetivo primordial del Eurosistema (compuesto por el Banco Central Europeo y los bancos centrales nacionales de todos los Estados miembros de la Unión Europea, independientemente de que hayan adoptado el euro o no).
Si se mantiene la inflación interanual de la Eurozona en un nivel, próximo al 2%,existirá estabilidad de precios. El BCE encamina su política monetaria a mantener este nivel inflacionista. En otras palabras, el objetivo es que si vas a comprar ahora el libro el precio de éste debería ser muy parecido al que debería tener en un futuro próximo.