Innovar con perspectiva sostenible en la España rural: la "exitosa fórmula" de Calcetines Mingo

Archivo - Una trabajadora de Calcetines Mingo
Archivo - Una trabajadora de Calcetines Mingo - SERGIO GONZÁLEZ - Archivo
Actualizado: jueves, 26 mayo 2022 12:21

Esta empresa que fabrica calcetines con hilo hecho con plásticos procedentes del mar ha recibido el Premio Pyme del Año de la provincia de Burgos 2021

MADRID, 26 May. (EUROPA PRESS) -

La innovación no tiene por qué estar reñida con la tradición, y una empresa nacida en el ámbito rural puede cruzar fronteras y llegar a todo el mundo. Así lo ha demostrado Calcetines Mingo, que, además, se ha servido de soluciones innovadoras para contribuir a proteger el medio ambiente: fabrica calcetines con un hilo obtenido a partir de plásticos sacados del mar.

Esta empresa ha recibido el Premio Pyme del Año 2021 en la provincia de Burgos, otorgado por Banco Santander y la Cámara de Comercio de España para reconocer el papel fundamental de las pequeñas y medianas empresas en la creación de empleo y la generación de riqueza. Este premio es otra muestra del compromiso que la entidad financiera mantiene con este colectivo desde hace años. Prueba de ello son los 4 millones de clientes pymes con los que cuenta.

Calcetines Mingo es una empresa familiar fundada por Avelino de Miguel en 1914 en Pradoluengo. Pese a su pequeño tamaño --tiene menos de 1.200 habitantes y pierde población desde 2008--, este pueblo burgalés es mundialmente conocido por la fabricación de calcetines.

Ahora la empresa está dirigida por José Manuel Mingo, bisnieto del fundador, que tomó las riendas en 1999 y que desde el primer momento tuvo claro que debía introducir una serie de cambios para no sucumbir ante la importación masiva de productos textiles procedentes de Asia.

MÁS DE UN SIGLO DE HISTORIA

Las cosas han cambiado mucho desde que, hace más de cien años, la industria textil, centrada en la fabricación de boinas y calcetines, se convirtiera en el pilar de la economía local de Pradoluengo, favorecido por el fácil acceso a materias primas como la lana merina y por las fuertes corrientes del río Oropesa, que garantizaban la energía para el funcionamiento de la fábrica.

En aquella época, el pueblo entero era una gran fábrica y los vecinos se ocupaban de cada una de las fases de fabricación de un calcetín en garajes y bajos de casas. Ahora, en cambio, la empresa cuenta con 25 trabajadores --de los cuales el 90% reside en el pueblo--, pero con esa plantilla es capaz de producir el 25% de los calcetines que se compran en España.

A lo largo de los años, Calcetines Mingo ha experimentado con la fabricación de distintas prendas, pero actualmente la planta está centrada en la fabricación de calcetines, principalmente técnicos de altas prestaciones para todo tipo de deportes. Cada año produce una media de un millón de pares, de los cuales 400.000 se destinan a la exportación.

"Vimos que teníamos que especializarnos en un producto de alta calidad, especializado, personalizado, con capacidad de desarrollo para determinados usos que a los grandes fabricantes asiáticos no les interesaba fabricar", afirmado José Manuel Mingo.

INNOVACIÓN Y DESARROLLO PARA PODER SUBSISTIR

Han tenido que realizar fuertes inversiones para renovar la maquinaria, que es necesario actualizar cada cierto tiempo, y ofrecer una formación continua para enseñar a los empleados cómo manejar máquinas cada vez más complejas.

"Para nosotros, la innovación y el desarrollo fue casi una obsesión, era la única manera de subsistir, de salir adelante y seguir trabajando", ha comentado José Manuel.

Por eso decidieron crear la Colección FreeWaves: calcetines fabricados con un hilo de poliéster que se obtiene del reciclaje de plásticos extraídos de los mares Cantábrico y Mediterráneo. "Por cada par de calcetines, se retira del mar el equivalente en peso de una bolsa de plástico", ha apuntado el director, orgulloso de este "pequeño granito de arena" que aporta su empresa para ayudar a limpiar los mares.

Esto es posible gracias a los pescadores, que entregan los residuos que quedan enganchados en sus redes cuando salen a faenar; a Ecoembes, que filtra y selecciona el material para coger el plástico que es convertible en poliéster; y a la compañía que produce el hilo a partir del plástico. Por su parte, Calcetines Mingo ha mezclado el material reciclado con algodón orgánico para conseguir el aspecto y la textura deseados en sus calcetines.

APOYO DE BANCO SANTANDER A LAS PYMES

Para Banco Santander, el ejemplo de Calcetines Mingo, que apuesta por la innovación enfocada a la sostenibilidad sin perder de vista la tradición familiar y la vinculación local, demuestra que "desde la España rural se puede competir en igualdad de condiciones con aquellas empresas situadas en grandes núcleos de población".

Consciente de la importancia de las pymes en España, que representan el 99% del tejido empresarial y son las principales creadoras de empleo, la entidad financiera impulsa distintas acciones para apoyarlas, como programas específicos de financiación y asesoramiento, promoción de la digitalización, impulso de la internacionalización o reconocimientos como el Premio Pyme del Año.

José Manuel Mingo asegura que el galardón recibido por Calcetines Mingo supone "un orgullo" no solo para la empresa y quienes trabajan en ella, sino para la gente de Pradoluengo en general.

 "Estoy muy agradecido de que se hayan acordado de una empresa pequeña, de un pueblo pequeño y de un entorno muy difícil"; esta distinción "nos da visibilidad" y "afianza nuestro proyecto de futuro", ha destacado, añadiendo que su empresa espera "seguir innovando, creciendo y dando trabajo en el medio rural".

GENERAR EMPLEO PARA QUE LOS PUEBLOS NO SE VACÍEN

En su opinión, el empleo, "a ser posible estable y de calidad", es "lo único que fija población en los pueblos". Por ello, cree que luchar contra la despoblación requiere favorecer que pequeñas empresas y autónomos "se puedan instalar en condiciones de garantía y de una cierta equidad" con respecto a las que están en las ciudades.

En esta idea coinciden dos de las personas a las que Calcetines Mingo ha dado trabajo en Pradoluengo: Amaya, una de las empleadas más jóvenes, y Ángel, que acaba de jubilarse después de estar toda una vida dedicado a la fabricación de calcetines, desde que tenía quince años.

Según Ángel, para evitar que los habitantes de los pueblos se muden a zonas urbanas, es esencial que en éstos haya "puestos de trabajo, servicios y empresas". "Si no, esto se muere", ha advertido.

"Yo soy de Pradoluengo, me gusta vivir aquí y para eso se necesitan empresas como Calcetines Mingo, que nos den la oportunidad de crear un futuro y una vida en el pueblo", ha dicho, por su parte, Amaya.

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