El presidente del Consejo europeo planteará cesiones al norte a cambio de que acepte un ambicioso fondo contra la crisis
BRUSELAS, 5 Jul. (EUROPA PRESS) -
La última cumbre por videoconferencia que mantuvieron los jefes de Estado y de Gobierno de la UE se saldó sin grandes avances sobre el plan de recuperación con el que despertar a la economía europea tras la crisis del coronavirus y los contactos se han acelerado desde entonces con vistas a la reunión del 17 y 18 de julio, en la que los líderes tendrán sobre la mesa una nueva propuesta que tratará de acercar a los países más reacios al fondo de reconstrucción a cambio de recortes en el presupuesto comunitario.
El presidente del Consejo europeo, Charles Michel, ha terminado ya su ronda de contactos con todas las capitales del bloque para preparar la que será la primera cumbre presencial desde que el brote de Covid-19 golpease Europa y en la que los Veintisiete intentarán alcanzar un acuerdo que, sin embargo, no está garantizado.
Ninguno de los Estados miembros ponen en duda la urgencia de la situación y la necesidad de conseguir un acuerdo antes del parón del verano tanto sobre el próximo Marco Financiero Plurianual (MFF) para los próximos siete años como para el plan de recuperación. Pero la propuesta lanzada por la Comisión Europea generó una profunda división en el bloque.
Michel presentará a finales de la próxima semana --probablemente el viernes-- una nueva propuesta con la que intentará convencer a los llamados 'cuatro frugales' (Suecia, Paises Bajos, Dinamarca y Austria), así como a Finlandia, para que apoyen una respuesta "masiva" a la crisis, como pidió esta semana la canciller alemana, Angela Merkel.
Para ello, el exprimer ministro belga planteará un presupuesto de la UE para el periodo 2021-2027 que no llegará a los 1,1 billones que puso sobre la mesa el equipo de Ursula Von der Leyen, según han explicado fuentes comunitarias.
El presupuesto se situará, en concreto, entre el 1,05% y el 1,094% de la Renta Nacional Bruta (RNB) y, a falta de conocer los detalles, programas como la PAC o la Política de Cohesión --que ya incluían recortes en la propuesta de Bruselas-- serán los perjudicados porque juntos representan aproximadamente dos tercios de las cuentas europeas.
Con este movimiento, el presidente del Consejo europeo confía en que los países del norte del bloque acepten que el plan de recuperación preserve el tamaño de 750.000 millones de euros y la proporción de trasferencias (500.000 millones) y préstamos (250.000 millones) que sugirió la Comisión.
CONCESIONES AL NORTE
Pero los recortes en el presupuesto comunitario no son el único guiño del presidente del Consejo europeo al norte. La propuesta de Michel, apuntan las mismas fuentes, también mantendrá las correcciones que reducen la contribución nacional de los países más ricos al MFF, una reivindicación de Países Bajos, Suecia o Dinamarca incluso anterior a la pandemia.
Bruselas quería eliminar estos cálculos a la baja porque estaban vinculados en cierta medida al 'cheque británico' del que se beneficiaba Reino Unido. La idea de la Comisión era eliminarlos progresivamente, pero Michel apuesta por que sigan existiendo. En virtud de estas correcciones, por ejemplo, Países Bajos y Suecia se ahorran 725 millones y 125 millones, respectivamente, en sus aportaciones al presupuesto de 2020, unos agujeros deben completar el resto de socios.
Otro de los gestos hacia los 'frugales' en la propuesta de Michel será un cambio en la clave de reparto de los fondos. La modificación, no obstante, no será total, puesto que el presidente del Consejo preservará la metodología que planteaba la Comisión (que tiene en cuenta, por ejemplo, el desempleo entre 2015 y 2019) para desembolsar el 70% de los fondos. El 30% restante se distribuiría entre los gobiernos en función del desplome del PIB de cada país en 2021 y 2022.
Por último, adelantará el momento en que la UE empezará a devolver la deuda que emita para financiar la recuperación. El Ejecutivo comunitario sugirió un calendario de reembolsos que comenzaría en 2028 y se extendería hasta 2058, algo con lo que no estaban de acuerdo ni los llamados 'frugales' ni tampoco Berlín.
Así, la propuesta del belga contemplará los primeros vencimiento de los bonos antes de finalizar el periodo 2021-2027, aunque mantendrá en 30 años el vencimiento máximo de la deuda en la que incurrirá la UE para financiar el plan de recuperación.
EL DEBATE DE LA CONDICIONALIDAD
Una de las grandes cuestiones que quedan abiertas todavía es si la propuesta del Consejo europeo reforzará la condicionalidad para acceder a los fondos. Los Veintisiete están de acuerdo en que este dinero se utilice para pagar reformas e inversiones que apuntalen la competitividad de las economías del bloque y, especialmente, impulsen las transiciones climática y digital.
El planteamiento original de Bruselas propone un sistema de vigilancia y supervisión en el que la Comisión Europea tendría la última palabra para dar luz verde al desembolso de los fondos, aunque también prevé un papel para los países, que a nivel técnico podrán oponerse y exigir cambios en los planes nacionales de reformas.
Los países del norte exigen que este debate tenga un carácter más político y menos burocrático elevando las discusiones al respecto a nivel de ministros, de forma que se reduzca la primacía de la Comisión Europea en este tipo de decisiones a medida que crezca la de los gobiernos.
Además, los 'frugales' reclamen que el desbloqueo del dinero esté también ligado a la senda de reducción del déficit y la deuda una vez que se reactiven las normas presupuestarias europeas, una idea que genera reticencias en los países del sur del bloque como España.