NUEVA YORK, 18 Mar. (EUROPA PRESS/Emilio López Romero) -
Varios empleados de American International Group (AIG) han recibido en los últimos días amenazas de muerte en lo que representa un paso más en la creciente ira popular desatada tras conocerse que medio centenar de ejecutivos de la aseguradora se repartieron la semana pasada primas por valor de 165 millones de dólares.
Al menos así lo aseguró hoy el presidente de la compañía, Edward Liddy, durante su comparecencia en el Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes, en el que leyó el contenido de algunas de las amenazas que han recibido sus empleados desde que saltó el escándalo de las bonificaciones.
"Todos los ejecutivos y sus familias deberían ser ejecutados con cuerda de piano alrededor de sus cuellos", indica una de las amenazas leída por el presidente de AIG. "Estoy buscando los nombre de todos los ejecutivos, de sus hijos, quiero saber dónde viven", dice otra de las notas amenazantes reveladas por Liddy.
Minutos antes el legislador demócrata Barney Frank le había pedido que hiciera públicas las identidades de los 73 ejecutivos que recibieron al menos un millón de dólares en concepto de bonificaciones o en caso contrario el Congreso recurriría a lo que se conoce en este país como 'subpoena', una citación parlamentaria que resulta ineludible para quien la recibe.
"TEMO POR SU SEGURIDAD"
Liddy dijo que los revelaría si recibía garantías de que se mantendrían en reserva, pero Frank le respondió que no podía garantizárselo. Entonces leyó las presuntas amenazas, dijo que sentía temor por sus empleados y que debía velar por su seguridad, a lo que el legislador insistió en que se hagan públicos los nombres y que se investigue lo denunciado por vía judicial.
En este contexto de amenazas se ha conocido también que una de las oficinas que tiene la aseguradora en el estado de Connecticut amaneció esta mañana bajo la protección de hombres armados, que varios de sus empleados no fueron al trabajo y que incluso algunos presentaron su renuncia.
Y eso no es todo. Un senador republicano tuvo que salir hoy a matizar unas desafortunadas declaraciones que hizo el día anterior al calor de la ola de indignación popular que se ha levantado en contra de la compañía. "Deberían seguir el ejemplo japonés, pedir una disculpa y luego renunciar o suicidarse".
Era ni más ni menos que Charles Grassley, el senador republicano de mayor jerarquía en la influyente Comisión de Finanzas de la Cámara Alta. "Obviamente no pretendo que nadie se suicide, pero sí creo firmemente que deben pedir una disculpa pública a los contribuyentes", indicó este miércoles.