Los viajeros pendulares y el tren: tener la casa en una ciudad y el trabajo en otra

Una persona se sube al tren de Cercanías de Málaga en el apeadero de Los Álamos, en Torremolinos.
Una persona se sube al tren de Cercanías de Málaga en el apeadero de Los Álamos, en Torremolinos. - EUROPA PRESS
Publicado: domingo, 26 noviembre 2023 11:42

MADRID, 26 Nov. (EUROPA PRESS) -

Conseguir un empleo suele ser más fácil en una ciudad, sobre todo en las de mayor tamaño, pero muchas personas no se plantean mudarse a esas urbes y prefieren vivir en localidades más pequeñas, tranquilas y económicas.

Para no tener que renunciar a nada, hay quienes han encontrado en el tren su solución de desplazamiento.

Vivir en municipios como Toledo, Córdoba, Burgos, Vigo o Alcázar de San Juan (Ciudad Real) y trabajar en ciudades más grandes, como Madrid, Málaga, Valladolid o A Coruña, es posible.

Gloria, Marta, Javier, Paula y Ainhoa son solo algunos de los viajeros pendulares que realizan habitualmente en tren estos trayectos, que van desde los 70 kilómetros hasta los 160.

Entre enero y septiembre de este año, Renfe registró 363 millones de viajes en trenes de servicio público en España, lo que incluye las líneas de Cercanías, Rodalies (en Cataluña), Media Distancia, Avant y Ancho Métrico.

Esto supone un incremento del 27% respecto al mismo periodo de 2022 y cerca de 80 millones de desplazamientos adicionales.

ABONOS GRATUITOS PARA VIAJEROS RECURRENTES

Según los estudios de calidad de Renfe, la mayoría de los clientes que usan estos servicios son personas que se desplazan de forma frecuente por motivos laborales o relacionados con estudios, mientras que los fines de semana baja la recurrencia y los desplazamientos que se realizan suelen ser por ocio o por razones familiares.

Actualmente, muchos viajeros pendulares se benefician de la gratuidad de los títulos multiviaje de Renfe para los servicios de Cercanías, Rodalies y Media Distancia.

Aprobados por el Gobierno como parte de las medidas para paliar los efectos de la subida de la inflación y proteger a los colectivos más vulnerables, también contribuyen a reducir el consumo energético y la huella de carbono, al fomentar el uso del transporte público frente al privado.

Estos títulos, que permiten realizar viajes ilimitados entre cualquier origen y destino del núcleo para el que han sido emitidos, se pueden obtener pagando únicamente una fianza de entre 10 y 20 euros.

Por ello, a los viajeros que deben recorrer grandes distancias de forma habitual les resulta especialmente conveniente elegir el tren frente a otros medios de transporte.

TRABAJAR EN UNA GRAN CIUDAD SIN ASUMIR LOS GASTOS DE VIVIR EN ELLA

En casos como el de Marta, que, además, no conduce, coger el tren cada día para ir a trabajar y volver luego a casa es la mejor opción.

En comparación con el autobús, el tren es "más rápido y normalmente más puntual", porque no le afectan los atascos, y permite reservar plaza, según ha declarado a Europa Press.

Entre su lugar de residencia, Toledo, y su puesto de trabajo en Madrid hay un trayecto de una hora, aproximadamente, ya que a los 30 minutos del recorrido en tren debe sumar otra media hora de desplazamiento dentro de la capital.

"De momento estoy bien así, me gusta mi trabajo en Madrid, y en Toledo puedo vivir en una casa más grande y con menos gastos" y disfrutar de "más calidad de vida" en una ciudad que es "más cómoda, tranquila y asequible", afirma esta madrileña que se fue a vivir a Toledo porque su pareja trabaja en Castilla-La Mancha.

Gloria, que vive en Córdoba y trabaja en Málaga, no se plantearía realizar el trayecto entre estas dos ciudades a diario, pero sí le compensa hacerlo los dos días a la semana que debe acudir a trabajar presencialmente.

"La opción de mudarme a Málaga ahora mismo sería muy complicada económicamente porque los precios del alquiler están disparados", explica Marta, que tarda algo más de una hora en moverse de una ciudad a la otra y paga 60,5 euros por cada bono de diez viajes.

UNA VIDA TRANQUILA EN ALCÁZAR DE SAN JUAN

En cambio, Javier, que es de Madrid y siempre había residido en esta ciudad, decidió irse a vivir a Alcázar de San Juan, una localidad de Ciudad Real, tras conocer allí a la que ahora es su mujer.

Compró un chalet adosado que, según dice, en Madrid le habría costado "el doble o el triple", y entre 2011 y 2017 estuvo a caballo entre ambos sitios, teletrabajando desde Alcázar tres días a la semana y yendo a la oficina en Madrid dos días.

Aunque su empresa ha limitado el teletrabajo y ahora tendrá que ir a la capital cuatro días por semana, le resulta más económico --incluso sin el abono gratuito para viajeros recurrentes-- viajar a menudo en tren antes que seguir pagando un piso de alquiler en Madrid y afrontar el gasto que supone el coche.

"Esta va a ser mi situación hasta que me jubile", concluye Javier, a quien no le importa despertarse a las cinco de la mañana para coger el tren a primera hora porque tiene claro que quiere vivir en Alcázar y no en Madrid.

Allí hay "tranquilidad", "me alejo 300 metros de mi casa y veo las estrellas", destaca, añadiendo que en el tren aprovecha para dormir o leer y se libra de los atascos.

Los viajes en tren también se han convertido en una constante para Paula, que trabaja en Valladolid y vive en Burgos, donde tiene su vida y su familia.

El trayecto de 40 minutos entre las dos ciudades, que realiza cuatro días a la semana, le parece "bastante llevadero".

Ahora mismo descarta ir y volver en coche porque tardaría una hora y cuarto y porque las condiciones meteorológicas pueden no ser buenas para conducir.

Si desaparecieran los títulos multiviajes gratuitos de Renfe, cree que dos días a la semana seguiría yendo en tren y otros dos, en coche.

"Ahora los trenes van llenos, nunca los había visto así", afirma.

EL TREN, MEJOR QUE EL AUTOBÚS O EL COCHE

También Ainhoa ha sacado partido a los abonos gratuitos, hasta el punto de que, si no hubieran estado disponibles, no podría haber viajado tres días por semana entre A Coruña, donde trabajó en prácticas durante los meses de verano, y Vigo, la ciudad donde está la casa de sus padres, con los que se alojó en ese periodo.

Durante el año, Ainhoa vive y estudia en A Coruña, pero el contrato de alquiler del piso donde reside solo abarcaba los meses que dura el curso académico y no encontró otra alternativa para el verano.

"En A Coruña es difícil encontrar piso y lo que se encuentra, por lo general, es bastante caro y viejo", lamenta.

El recorrido en tren era largo, una hora y media, añadiendo además el tiempo que empleaba en ir a cada una de las estaciones desde la casa de sus padres y desde su lugar de trabajo.

Aun así, elegía este medio de transporte porque en autobús había poca variedad de horarios y el recorrido se alargaba hasta casi las tres horas, y en coche le habría resultado demasiado caro por el coste de la gasolina y los peajes.