MADRID, 5 Nov. (EUROPA PRESS) -
Una coalición mundial de científicos dirigida por William J. Ripple y Christopher Wolf, de la Universidad Estatal de Oregón (Estados Unidos, alerta de que será inevitable "un sufrimiento humano no revelado" si no se producen cambios profundos y duraderos en las actividades humanas que contribuyen a las emisiones de gases de efecto invernadero y otros factores relacionados con cambio climático.
"A pesar de 40 años de negociaciones mundiales importantes, hemos seguido haciendo negocios como de costumbre y no hemos logrado abordar esta crisis --alerta Ripple, profesor de ecología en la Facultad de Silvicultura--. El cambio climático ha llegado y se está acelerando más rápido de lo que muchos científicos esperaban".
En un artículo que publican en la revista 'BioScience', los autores, junto con más de 11.000 signatarios científicos de 153 países, declaran una emergencia climática, presentan gráficos que muestran tendencias como signos vitales para medir el progreso y proporcionan un conjunto de acciones de mitigación efectivas.
Los científicos señalan seis áreas en las que la humanidad debería tomar medidas inmediatas para frenar los efectos de un planeta en calentamiento.
En primer lugar sitúan la energía, donde consideran imprescindible implementar prácticas masivas de conservación; reemplazar los combustibles fósiles con energías renovables bajas en carbono; dejar las reservas restantes de combustibles fósiles en el suelo; eliminar los subsidios a las compañías de combustibles fósiles, e imponer tarifas de carbono que son lo suficientemente altas como para restringir el uso de combustibles fósiles.
En según lugar, abordan los contaminantes de corta duración, donde reclaman que se reduzcan rápidamente las emisiones de metano, hollín, hidrofluorocarbonos y otros contaminantes climáticos de corta duración; hacerlo tiene el potencial de reducir la tendencia al calentamiento a corto plazo en más del 50% en las próximas décadas.
La naturaleza figura en tercer lugar. Para ello, recomiendan restaurar y proteger ecosistemas como bosques, praderas, turberas, humedales y manglares, y permitir que una mayor parte de estos ecosistemas alcance su potencial ecológico para secuestrar dióxido de carbono atmosférico, un gas de efecto invernadero clave.
En cuarta posición, sitúan la comida sobre la que ven necesario comer más vegetales y consumir menos productos animales para reducir significativamente las emisiones de metano y otros gases de efecto invernadero y liberar tierras agrícolas para el cultivo de alimentos humanos en lugar de alimentos para el ganado.
La reducción del desperdicio de alimentos también la consideran fundamental ya que recuerdan que al menos un tercio de todos los alimentos producidos terminan como basura.
El quinto ámbito es la economía, sobre la que recomiendan reconvertir en una economía de carbono para abordar la dependencia humana de la biosfera y alejar los objetivos del crecimiento del producto interno bruto y la búsqueda de la riqueza. Así, aconseja frenar la explotación de los ecosistemas para mantener la sostenibilidad de la biosfera a largo plazo es otra de la recomendaciones.
Y finalmente abordan la población, donde ven clave estabilizar una población humana global que aumenta en más de 200.000 personas por día, utilizando enfoques que garanticen la justicia social y económica.
"Mitigar y adaptarse al cambio climático al tiempo que se honra la diversidad de los seres humanos implica grandes transformaciones en las formas en que nuestra sociedad global funciona e interactúa con los ecosistemas naturales", señala el documento.
"Nos sentimos alentados por un reciente aumento de preocupación. Los organismos gubernamentales están haciendo declaraciones de emergencia climática. Los escolares están en huelga. Las demandas por ecocidio se están llevando a cabo en los tribunales. Los movimientos de ciudadanos de base demandan cambios, y muchos países, estados y provincias, ciudades y empresas están respondiendo. Como Alianza de Científicos del Mundo, estamos listos para ayudar a los tomadores de decisiones en una transición justa hacia un futuro sostenible y equitativo", aseguran.
Los gráficos de signos vitales del documento ilustran varios indicadores y factores clave del cambio climático en los últimos 40 años, desde que científicos de 50 naciones se reunieron en la Primera Conferencia Mundial sobre el Clima en Ginebra en 1979.
En las últimas décadas, muchas otras asambleas mundiales han acordado que la acción urgente es esencial, pero las emisiones de gases de efecto invernadero siguen aumentando rápidamente.
Otros signos ominosos de las actividades humanas incluyen aumentos sostenidos en la producción de carne per cápita, pérdida global de la cobertura arbórea y número de pasajeros de aerolíneas.
También señalan algunos signos alentadores, como la disminución de las tasas de natalidad mundiales y la pérdida de bosques desacelerada en la Amazonía brasileña, y el aumento de la energía eólica y solar, pero incluso esas medidas están teñidas de preocupación.
La disminución en las tasas de natalidad se ha desacelerado en los últimos 20 años, por ejemplo, y el ritmo de pérdida de la selva amazónica parece estar comenzando a aumentar nuevamente.
"La temperatura global de la superficie, el contenido de calor del océano, el clima extremo y sus costos, el nivel del mar, la acidez del océano y el área quemada en los Estados Unidos están aumentando --recuerda Ripple--. A nivel mundial, el hielo está desapareciendo rápidamente como lo demuestran las disminuciones en el hielo marino mínimo ártico en verano, las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida, y el grosor de los glaciares. Todos estos cambios rápidos resaltan la necesidad urgente de acción".