MADRID 6 Ene. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad de Virginia (Estados Unidos) han demostrado que el centro de placer del cerebro que produce la dopamina y el reloj biológico que regula los ritmos fisiológicos diarios están relacionados, y que los alimentos ricos en calorías (que dan 'placer' al cerebro) interrumpen los horarios normales de alimentación, lo que lleva a consumo excesivo y, así, a la obesidad.
En los años 80 del siglo pasado, el 15 por ciento de los adultos estadounidenses eran obesos. Hoy en día, esta cifra ha subido hasta alrededor del 40 por ciento. Coincidiendo con este aumento de peso, están creciendo los índices de enfermedades cardiacas, diabetes, cáncer y complicaciones de salud causadas por la obesidad, como la hipertensión. Incluso la enfermedad de Alzheimer puede atribuirse en parte a la obesidad y a la inactividad física.
"La dieta en Estados Unidos y otros países ha cambiado dramáticamente en los últimos 50 años, con alimentos altamente procesados disponibles de forma fácil y barata a cualquier hora del día o de la noche. Muchos de estos alimentos son ricos en azúcares, carbohidratos y calorías, lo que constituye una dieta poco saludable cuando se consumen con regularidad durante muchos años", reflexiona Ali Güler, uno de los autores de esta investigación, que se ha publicado en la revista 'Current Biology'.
Utilizando ratones como modelos de estudio, los investigadores imitaron la disponibilidad a cualquier hora del día de una dieta alta en grasas, y mostraron que lleva inevitablemente a obesidad y problemas de salud relacionados. Los ratones alimentados con una dieta normal en calorías y grasas mantenían un horario normal de alimentación y ejercicio y un peso adecuado, pero los ratones que consumían muchos alimentos llenos de grasas y azúcares comenzaron a picar a todas horas y se volvieron obesos.
Además, los ratones a los que se les interrumpió la señal de dopamina, lo que significa que no experimentaban el gratificante placer de la dieta alta en grasas, mantuvieron un horario normal de alimentación y no se volvieron obesos, incluso cuando se les presentó la disponibilidad de alimentos altos en calorías las 24 horas del día durante los 7 días de la semana.
"Hemos demostrado que la señalización de la dopamina en el cerebro gobierna la biología circadiana y conduce al consumo de alimentos densos en energía entre las comidas y durante las horas impares", explica Güler. Otros estudios ya habían demostrado anteriormente que cuando los ratones se alimentan de productos ricos en grasa entre las comidas o durante lo que deberían ser las horas normales de descanso, el exceso de calorías se almacena como grasa mucho más fácilmente que el mismo número de calorías consumidas solo durante los períodos normales de alimentación. Esto conlleva obesidad y enfermedades relacionadas con la obesidad, como la diabetes.