MADRID, 24 Nov. (EUROPA PRESS) -
Un equipo de investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC) ha llevado a cabo un estudio para comprender la influencia del clima sobre el crecimiento del tronco de los árboles. Los resultados obtenidos pueden ayudar a dilucidar cuáles serán las especies más afectadas por el aumento previsto en la severidad de la sequía que afecta el potencial de sumidero de carbono de los bosques mediterráneos.
El estudio indica que los árboles que habitan bajo clima mediterráneo tienen que soportar dos estaciones limitantes, ya sea por frío (el invierno), o por falta de agua (el verano), concentrando el período favorable para el crecimiento radial de sus troncos en las estaciones cálidas y húmedas de primavera y otoño, lo que hace que las especies adaptadas a estas condiciones presenten con frecuencia un crecimiento bimodal, es decir, con dos picos de crecimiento a lo largo del año.
Sin embargo, la forma en la que se reparte este crecimiento anual y las variables climáticas que influyen en dicho reparto (teniendo en cuenta las diferencias entre especies) ha sido poco estudiado hasta ahora.
Para paliar este déficit, investigadores de la UPM y del IPE-CSIC han realizado un estudio en el que han analizado --a partir de series de crecimientos obtenidas con dendrómetros de banda durante nueve años-- la distribución del crecimiento radial del tronco de los árboles a lo largo del año y la influencia que ejerce el clima.
La medición se realizó en cinco especies de árboles mediterráneos que habitan dos sitios con condiciones climáticas contrastadas, uno con condiciones más húmedas (con una precipitación media anual de 775 mm) localizado en Agüero (Huesca), donde se midieron encina, quejigo y madroño; y otro más seco (308 mm) localizado en Peñaflor (Zaragoza), donde se midió pino carrasco y sabina albar (Pinus halepensis y Juniperus thurifera).
Un resultado de este estudio, que ayuda a entender cómo se relaciona el crecimiento con el clima, es la variabilidad que aporta al crecimiento total anual cada uno de los crecimientos estacionales. En promedio, el 70% del crecimiento anual se produjo en primavera; sin embargo, al ser este crecimiento más estable, es decir, menos dependiente del clima, éste solo explica el 45% de la variabilidad del crecimiento anual frente al 55% explicado por el crecimiento de otoño y, sobre todo, de verano, estaciones donde el crecimiento que se produce es más inestable y, por tanto, más dependiente del clima.
El periodo de tiempo durante el cual el clima influye sobre el crecimiento de primavera y verano es en general grande, superando los cuatro o cinco meses, lo que remarca la importancia del clima de los meses previos al propio crecimiento. Sin embargo, el crecimiento otoñal se ve influenciado por periodos cortos e inmediatamente anteriores al crecimiento, lo que le permitiría al árbol recuperarse tras la sequía de verano, añade el estudio.
De este modo, los inviernos húmedos y las primaveras frescas favorecen el crecimiento radial durante primavera y verano en las cinco especies estudiadas y, de manera similar, las condiciones húmedas y frescas también mejoran los crecimientos de otoño en el sitio seco, mientras que son las condiciones cálidas las que lo hacen en el sitio húmedo.
"Estos resultados muestran la capacidad de aclimatación, en términos de crecimiento del tronco y de formación de la madera, a la variabilidad climática de algunas de las especies más importantes de árboles mediterráneos", señala Álvaro Rubio Cuadrado, el investigador de la UPM que ha formado parte del equipo de estudio. "Estudios similares pueden revelar cuáles serán las especies más afectadas por la sequía", concluye el investigador.