Publicado 18/12/2024 07:14

No es el gusto, es el cerebro: por qué nos gustan más los alimentos con calorías

Archivo - Mesa con comida, sopa, salsa, fristos, pasta, hamburguesa, patatas
Archivo - Mesa con comida, sopa, salsa, fristos, pasta, hamburguesa, patatas - TATSIANA VOLKAVA/ ISTOCK - Archivo

   MADRID, 18 Dic. (EUROPA PRESS) -

   Aunque dos comidas tengan el mismo gusto y textura, el cuerpo tiende a elegir la opción con más energía. Los alimentos con mayor contenido calórico son los preferidos entre las personas con y sin obesidad, a pesar de tener un sabor y una textura similares, según un estudio publicado por Albino Oliveira-Maia de la Fundación Champalimaud, Portugal, en la revista de acceso abierto 'PLOS Biology'.

    Comer envía señales al cerebro con información sobre el contenido energético de un alimento, lo que puede influir en las preferencias alimentarias independientemente del sabor. Las personas obesas suelen tener alteraciones en las zonas del cerebro donde se libera dopamina, lo que puede impulsar una alimentación basada en la recompensa y una preferencia por alimentos ricos en energía, grasas y azúcares.

    La pérdida de peso debida a la cirugía bariátrica se ha asociado a una normalización de la alimentación basada en la recompensa con un cambio de preferencias hacia opciones más saludables, pero los mecanismos subyacentes no se comprenden bien.

   En este estudio, después de examinar a un grupo grande de voluntarios sanos, los investigadores compararon las preferencias alimentarias en tres grupos: 11 individuos con obesidad, 23 pacientes posoperados de cirugía bariátrica y 27 sujetos de control no obesos. Se les dio a los participantes yogur bajo en grasa endulzado con y sin maltodextrina (un carbohidrato que agrega calorías al yogur sin afectar el sabor o la textura). Los participantes comieron el yogur en casa, alternando entre el yogur con maltodextrina y el yogur sin maltodextrina. Los tres grupos comieron más yogur con maltodextrina, a pesar de calificar ambos como igualmente agradables. De manera algo inesperada, los efectos de la maltodextrina en el consumo de yogur fueron similares en individuos con obesidad en relación con sus contrapartes no obesas.

   El estudio también utilizó el marcaje con yodo radiactivo y la tomografía computarizada por emisión de fotón único para visualizar los receptores de dopamina en el cerebro. En consonancia con estudios anteriores, las personas con obesidad tenían una menor disponibilidad de receptores de dopamina que los controles no obesos. La disponibilidad de receptores de dopamina fue similar en los grupos quirúrgicos y no obesos y se asoció con una alimentación más restringida. Estos resultados sugieren que los cambios cerebrales relacionados con la obesidad se pueden revertir después de la cirugía bariátrica, lo que potencialmente afecta la cantidad de alimentos consumidos, pero no necesariamente los tipos de alimentos preferidos.

   "Nos llamó mucho la atención que, aunque la conducta se orientara hacia el consumo de yogures con mayor contenido energético, esto no pareciera ser el resultado de elecciones explícitas, ya que no se encontraron cambios consistentes en el agrado de los sabores enriquecidos con carbohidratos. Es importante destacar que esta conducta se mantuvo en pacientes con obesidad y después de la cirugía de pérdida de peso, a pesar de que existían diferencias importantes en su sistema dopaminérgico cerebral", concluyen los autores.

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