Publicado 16/01/2019 18:00

El olor de los alimentos puede ayudar ha reducir la ansiedad por hambre

Olfato, oler, oliendo
PIXABAY - Archivo

   MADRID, 16 Ene. (EUROPA PRESS) -

   Un estudio realizado por investigadores de la Universidad del Sur de la Florida (USF Innovation) en Estados Unidos revela que el aroma a los alimentos puede satisfacer directamente la sensación de hambre, y el motivo podría ser que el cerebro no necesariamente diferencia la fuente del placer sensorial.

   El estudio, publicado en el 'Journal of Marketing Research', afirma que solo una bocanada olor a comida frita podría incitar a querer comida alta en calorías, pero inhalar durante más de dos minutos ese olor podría reducir la ansiedad por el hambre e incluso contentarse con fruta.

   "El aroma ambiental puede ser una herramienta poderosa para resistir los antojos de alimentos indulgentes", señala el autor principal, Dipayan Biswas, profesor de mercadotecnia de la Universidad de South Florida College of Business, quien recuerda que, "de hecho, los estímulos sensoriales sutiles como los olores pueden ser más efectivos para influir en las elecciones alimentarias de niños y adultos que las políticas restrictivas".

   Biswas descubrió una conexión directa entre la duración del tiempo de exposición y la posibilidad de terminar sucumbiendo a la comida. Llevó a cabo una serie de pruebas con un nebulizador de aroma, que desprendía por separado el aroma de los alimentos saludables y no saludables, como galletas contra fresas y pizza contra manzanas.

   Encontró que los participantes expuestos al olor de las galletas durante menos de 30 segundos tenían más probabilidades de querer una. Pero aquellos expuestos durante más de dos minutos, no mostraron mayor deseo por la galleta que por las fresas, y, mayoritariamente, escogieron fresas en su lugar. Obtuvo los mismos resultados cuando se probó el olor de la pizza y las manzanas.

   Dado que los alimentos más saludable no emiten gran parte de un aroma ambiental, por lo general no están relacionados con la recompensa, por lo tanto, tienen poca influencia en lo que ordenamos.

   La investigación anterior de Biswas había demostrado que la luz y el volumen de música afectan la elección de alimentos.

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