GINEBRA, 2 Mar. (EUROPA PRESS) -
Unas 80.000 personas han abandonado Malí en las últimas semanas para buscar refugio en los países vecinos después de que estallaran los combates entre el Ejercito malí y los rebeldes tuareg en el norte del país, según las cifras ofrecidas este viernes por el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), que ha cifrado en unos 81.000 los desplazados internos.
Según ha explicado el portavoz de ACNUR, Andrej Mahecic, los refugiados han relatado al personal de la agencia sobre el terreno que han tenido que abandonar sus hogares por temor a verse atrapados en los combates entre el Ejército y el Movimiento Nacional de Liberación Azawad (MNLA), que comenzaron a mediados de enero.
"También están preocupados por la presencia de bandidos, que se están aprovechando de la inestabilidad reinante para saquear hogares y propiedades", ha precisado.
Según las estimaciones del Gobierno de Mauritania, actualmente hay en su territorio unos 31.000 refugiados malíes, la mayoría de los cuales han llegado en las seis últimas semanas. Según Mahecic, de media están llegando unos 1.500 refugiados de Malí a este país.
En Burkina Faso, las autoridades tienen registrados ya a más de 19.000 refugiados y llegan de media unos 500 más al día, según los datos de ACNUR. A estos se suman los que se encuentran en Níger, donde las llegadas parecen haber caído en la última semana.
Así, según la agencia de la ONU, serían más de 80.000 las personas que habrían huido de Malí a los países vecinos, mientras que, según el portavoz, en el interior del país habría unos 81.000 desplazados internos, de acuerdo con los datos ofrecidos por el Gobierno y organizaciones humanitarias que operan en el norte.
ACNUR ha comenzado ya a registrar a los refugiados en los tres países de acogida con el fin de evaluar y atender mejor sus necesidades y espera completar el proceso de registro en las próximas semanas, ha señalado Mahecic.
La agencia de la ONU recuerda en un comunicado que las zonas fronterizas de Burkina Faso, Mauritania y Níger donde han llegado los refugiados están experimentando una grave sequía que ha provocado falta de agua y alimentos.
"Estamos trabajando con los Gobiernos y nuestros socios humanitarios para afrontar las necesidades tanto de los refugiados que llegan como de la población local en estos tres países", ha asegurado Mahecic. "Pese a sus propias dificultades, los residentes locales han estado compartiendo sus escasos recursos con los recién llegados", ha resaltado.