MADRID, 16 Jun. (EUROPA PRESS) -
La ONG de la Iglesia católica Manos Unidas recaudó en 2020 un total de 42,1 millones de euros, un 2,6% menos que el año anterior, aunque en algún mes, como abril llegó a registrar una caída de hasta un 40% de los fondos, debido a la pandemia de la Covid-19, en medio de la cual, la ONG ayudó a 2,3 millones de personas en los países más empobrecidos.
"En el mes de abril cuando nos debatíamos entre la incredulidad y la incertidumbre, nuestros ingresos sufrieron un descenso de casi un 40% respecto al año anterior. Os podéis imaginar la desesperación que nos producía el pensar que no íbamos a poder hacer frente a todas las peticiones de ayuda de emergencia que estábamos recibiendo", ha explicado la presidenta de Manos Unidas, Clara Pardo.
Así lo ha indicado este miércoles 16 de junio durante la rueda de prensa de presentación de la Memoria Institucional en la que Manos Unidas rinde cuentas del trabajo realizado en 2020 en el ámbito de la cooperación al desarrollo y la sensibilización.
Ese descenso estuvo motivado, en gran medida, según ha precisado Pardo, por el cierre de las actividades que cada año se ponen en marcha en las delegaciones de Manos Unidas. Sin esos fondos y las recaudaciones en parroquias y colegios, sus ingresos sufrieron "una merma más que considerable".
Si bien, Pardo ha destacado que "gracias a la inmensa solidaridad de nuestros socios y colaboradores" y al "éxito" de las cenas del hambre y las carreras virtuales, terminaron el año con una recaudación algo superior a los 42 millones de euros, solo un 2,6 por ciento menos que el año 2019.
"Es una cifra con la que tenemos que estar bastante tranquilos porque refleja que la gente quiere apoyarnos porque quiere apoyar a la gente más empobrecida que está sufriendo la pandemia con una crueldad muchísimo mayor, incluido el hambre, pues muchas emergencias que hemos atendido eran de coronavirus pero muchas eran de hambre, porque no tenían qué comer", ha precisado Pardo.
Además, ha destacado que se ha incrementado el número de socios hasta los 71.000 y las aportaciones privadas. En concreto, de los fondos recaudados en 2020, el 83,5% provienen del sector privado y el 16,5%, del sector público.
Estas aportaciones les permitieron apoyar en medio de la pandemia a 2,3 millones de personas, con 506 proyectos en 53 países. Casi el 40% de los proyectos han sido dentro del sector de la salud, por la influencia del coronavirus.
Por otro lado, los proyectos dedicados a la alimentación y medios de vida, la razón la existencia de Manos Unidas, son los que recibieron mayor número de fondos, con casi 9 millones de euros.
136 PROYECTOS CONTRA EL COVID
Además, a pesar de que Manos Unidas no es una organización de emergencia y ayuda humanitaria, la situación adversa vivida en 2020 les obligó a dedicar parte de sus fondos a la financiación de 172 proyectos de emergencia y ayuda humanitaria, de los cuales 136 se destinaron a paliar las consecuencias del coronavirus en 36 países de América, Asia y África.
Aunque en los peores momentos de la pandemia, Manos Unidas se vio obligada a parar sus proyectos debido al confinamiento, actualmente todos están funcionando "con bastante normalidad"; y, si bien, en el corto plazo, no van a poder ir a visitar los proyectos por las restricciones en los viajes, mantienen un contacto directo con sus socios locales para seguir monitoreando dichos proyectos, según ha explicado Pardo.
Preguntada por si los efectos de la pandemia de la Covid-19 podrían retrasar o impedir el cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) de erradicar el hambre, Clara Pardo espera que "no lo hagan imposible" aunque ha reconocido que "las perspectivas no son buenas" porque, "según datos de la FAO, se ha pasado de 690 millones de personas que pasan hambre extrema a una cifra por encima de los 800 millones".
Además, la presidenta de Manos Unidas espera que las vacunas prometidas lleguen a los países empobrecidos aunque ha advertido "a los gobiernos" de que "no pueden sacar pecho porque se han enviado millones de dosis de vacunas sobrantes a África a Asia o a América Latina" ya que "enviar vacunas suficientes para la población mundial debe ser un deber y una obligación", no una "limosna".
Aunque, tal y como ha precisado Pardo, la pandemia "parece estar diluyéndose en los países occidentales, donde la vacunación de la población va a buen ritmo y donde se empieza a hablar más de ocio y de vacaciones", hay países donde sigue causando estragos.
LA INDIA, EN PELIGRO DE OTRA OLA
Es el caso de la India, desde donde ha intervenido el director de Seva Kendra Calcuta, el sacerdote Franklin Menezes, para explicar que "la India está todavía en crisis" por el coronavirus y "Calcuta sigue cerrada". Es una situación "aterradora", según ha precisado.
Además, ha advertido de que están en peligro de una nueva ola de la pandemia en octubre que podría afectar, sobre todo, a los niños. "Aún somos vulnerables porque solo el 5% de la población de la India ha recibido la vacuna contra la Covid", ha señalado.
Por su parte, desde Camerún, la directora del hospital Notre Dame de la Sante (Dschang), la religiosa Pilar Cobreros, ha explicado que ahora se encuentran con el problema de la vacunación ya que entre la población, sobre todo rural, hay "recelo" pues ha habido "engaño" y "el sentir general es que les van a mandar las vacunas de países desarrollados que allí no se puedan utilizar o no estén en buenas condiciones".
La religiosa también ha criticado la gestión del Gobierno que les "requisó" el hospital para atender a los pacientes de Covid y ha denunciado que existe "corrupción" pues no saben dónde ha ido a parar el dinero. En concreto, ha lamentado que a su centro solo les han llegado 660 test de covid, unos 228 euros, 12 EPIS, un litro de
alcohol sanitario y la semana pasada un termómetro electrónico.
La corrupción también es motivo de denuncia en Guatemala, desde donde ha intervenido el director de Fundebase, Pedro Camajá Botón, quien ha puesto de manifiesto que "los corruptos hicieron fiesta con los 32.000 millardos de quetzales distribuidos en 11 programas" pues "solo dos llegaron a la población".
Asimismo, ha acusado al Gobierno de aprovechar el contexto de la pandemia para imponer el estado de sitio en lugares donde hay "intereses extractivos". "Estas medidas son un claro mensaje de represión contra defensoras y defensores de derechos humanos; de hecho, en el año 2020 aumentaron las agresiones contra defensoras y defensores, llegándose a contabilizar 1.004 agresiones, el nivel más alto del último cinco años", ha denunciado.