MADRID, 25 May. (EUROPA PRESS) -
Obispos etíopes han pedido una educación "formal y profesional" para jóvenes como solución para "erradicar" la pobreza. Así lo han destacado este jueves 25 de mayo en un encuentro en la sede de Manos Unidas con motivo del Día de África. Etiopía sigue considerándose una de las naciones menos desarrolladas del mundo -ocupa el puesto 175 de 191 países, según el último Índice de Desarrollo Humano-.
"Si nuestros jóvenes están preparados y tienen las habilidades necesarias, obtendrán mejores salarios y podrán ayudarse a sí mismos y a sus familias", ha asegurado el cardenal y arzobispo de Addis Abeba, Berhaneyesus Souraphiel.
En este sentido, también ha destacado que se debería educar a los niños etíopes "como miembros de la sociedad, sin hacer hincapié en el aspecto étnico o en las diferencias lingüísticas que se está utilizando ahora".
Por su parte, el obispo del vicariato apostólico de Hosanna, Seyoum Fransua, ha indicado que los jóvenes son "una especie de solución sostenible" si hay un "buen" sistema de educación, pero que mientras tanto, necesitan una formación "a corto plazo" para que puedan crear pequeñas empresas y puedan mantenerse a sí mismos y a sus familias.
Por otro lado, el obispo de la Diócesis de Bahir Dar-Dessie, Lesane-Christos Matheos ha añadido que en su territorio hay "muchos" daños y propiedades destruidas más allá de la vida de los seres humanos, lo que incluye "200, 300 o 400" escuelas saqueadas, además de universidades.
"Todas las universidades pertenecen al gobierno, y ahora están en vías de perderse. Los estudiantes han regresado, lo que ha producido un daño drástico en esta época de guerra y, sobre todo, en la psicología de la gente y en la memoria. La gente tiene que recuperar la memoria", ha pedido.
El conflicto y los problemas económicos han llevado a muchos etíopes -mayoritariamente jóvenes provenientes de las zonas rurales y de otras regiones- a instalarse en Adís Abeba, con el consiguiente incremento de la pobreza en la capital del país, lo que lleva también a grandes migraciones de la población joven a países de Oriente Medio como Arabia Saudí o Libia.
El obispo del vicariato apostólico de Jimma Bonga, Markos Ghebremedhin, ha asegurado que muchas de las jóvenes son "analfabetas" por lo que terminan con un "embarazo no deseado" o vuelven a las ciudades para ser "trabajadoras domésticas o prostitutas". En sentido, ha detallado que los jóvenes "huyen" por problemas económicos, pero que cuando vuelven tienen "un plan para cuidar de ellos para que puedan integrarse pacíficamente en el sistema y sigan liderando".
En este sentido, Fransua ha añadido que hay que "empoderar" a las mujeres porque están "marginadas". "Las mujeres están contribuyendo mucho a la sociedad, pero no son reconocidas porque han hecho mucho trabajo en casa, incluida mi madre. Hacen mucho, pero no se les reconoce. Si calculamos lo que han estado haciendo creo que nadie lo podría pagar, ni siquiera el gobierno podría pagar su salario", ha asegurado.
DIFICULTAD DE ACCEDER A LOS RECURSOS BÁSICOS
El acceso a servicios básicos como la educación y la sanidad, el agua, la higiene y el saneamiento es "limitado" en zonas de Etiopía, especialmente en las zonas rurales, donde Ghebremedhin ha asegurado que en su región no tienen agua potable y si tienen es "una vez a la semana" o "desplazándose 40 minutos para conseguirla".
Aun así, Fransua ha señalado que el problema no solo es la "escasez de agua", sino también la "abundancia", que destruye los cultivos "necesarios para vivir" e infraestructuras. En este sentido, ha señalado que la población depende en gran medida de la agricultura y la ganadería de subsistencia y de secano.
"PRIMERO TIENE QUE LLEGAR LA SOLUCIÓN POLÍTICA Y DESPUÉS LA AYUDA"
Los conflictos étnicos son también el principal problema al que se enfrentan en la diócesis de Bahir Dar-Dessie, que abarca 14 zonas administrativas de Etiopía, que van del este al oeste del país, y que tiene frontera con la región septentrional del Tigray, con la región de la Oromía y con países como Sudán, Eritrea o Yibuti.
La región vive en conflicto desde 2018, con el enfrentamiento de cinco grupos étnicos y también se ha visto gravemente afectada por la guerra que, durante dos años, enfrentó al gobierno federal con el Frente Popular para la Liberación de Tigray (TPLF).
Matheos ha destacado que el problema del conflicto civil "no se ha detenido del todo", pero que "hay señales de que está mejorando". "No hay combatientes, realmente se están rindiendo al Gobierno", ha añadido.
Aun así, ha asegurado que "no se ha encontrado una solución política con promesas suficientes" por lo que para solucionar el conflicto "primero tiene que llegar la solución política y luego un verdadero servicio de ayuda a individuos y grupos".
"El acuerdo de paz tiene que llegar al terreno y la gente tiene que sentirse realmente segura y tiene que aceptar esta paz. Eso puede llevar tiempo, así que puede que necesite nuestro trabajo como sociedad de paz y reconciliación", ha propuesto.
Por su parte, Ghebremedhin, ha señalado que el acuerdo de paz es una "esperanza", pero que la aplicación tiene que hacerse "correctamente", En este sentido, ha explicado que no esperan que "lo haga sólo el gobierno", sino que en un país en el que conviven varias confesiones religiosas "se trata de un foro interreligioso para la paz, el diálogo, y la ayuda humanitaria" donde tienen que actuar "juntos".